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San Luis Potosí en 3er lugar por tortura a mujeres: Amnistía Internacional

tortura a mujeresEn un informe realizado por Amnistía Internacional sobre actos de tortura cometido contra mujeres, San Luis Potosí resultó en el tercer lugar en el número de víctimas.

Las mujeres cuyas experiencias se detallan en este informe representan una muestra de un problema mucho mayor, que implica el uso de la tortura y otros malos tratos para incriminar y encarcelar a personas por delitos graves en el contexto de la denominada “guerra contra el narcotráfico”. Las denuncias de tortura u otros malos tratos que llegaron a conocimiento de Amnistía Internacional tuvieron lugar en distintas partes del país, en más de 19 estados. El 82 por ciento de las mujeres entrevistadas habían sido detenidas a partir de 2011.

De acuerdo con un informe de la ONU la tortura se encuentra generalizada en México, sin embargo la Secretaria de Gobernación ha intentado ocultar el hecho y hasta ha bloqueado las investigaciones independientes para poder detallar dichos datos.

En el informe de Amnisitia Internacional se cita la historia de  mujeres torturadas, entre ellas una potosina llamada María Magdalena Saavedra que fue violada y golpeada por personal de la Marina, mientras que el médico legista negó cualquier tipo de lesión:

Era poco después de la medianoche del Día de las Madres, el 10 de mayo de 2013, en San Luis Potosí, en el norte de México, y Magdalena, propietaria de un pequeño negocio de peluquería y manicura, se preparaba para llevar una serenata de mariachis que iba a dar temprano en la mañana para sorprender a su madre. De pronto, oyó ruidos en el tejado de su apartamento y pensó que unos ladrones trataban de entrar en su casa. Antes de que se diera cuenta, un numeroso grupo de personal de la Marina con cascos tiró abajo la puerta e irrumpió en su dormitorio. Los marinos empezaron a golpearla, mientras le gritaban y le preguntaban: “¿Dónde está el dinero?”. Le gritaron, acusándola de ser la encargada de las finanzas de una importante banda de narcotraficantes.

Le pusieron una bolsa en la cabeza hasta que perdió el conocimiento. Luego la metieron en una camioneta, siguieron golpeándola y la violaron con objetos. Posteriormente la llevaron a un edificio que según Magdalena parecía una estación de policía y le aplicaron descargas eléctricas en la vagina y la boca. Habían tomado la dirección de su hija de las pertenencias de Magdalena y amenazaron con hacerle daño. La tortura a manos de los miembros de la Marina duró 20 horas.

Magdalena fue trasladada después a las dependencias de la PGR y obligada a firmar una “confesión” con sus huellas digitales. Camino a la PGR, un marino estuvo a su lado y siguió golpeándola. En la PGR, la Marina y el Mando Único Policial de la Zona Centro la presentaron ante los medios de comunicación.

Cuando Amnistía Internacional entrevistó a Magdalena a principios de 2016, sus cicatrices eran  ún visibles y mostraba claros signos de trauma. En la primera comparecencia ante un juez, un par de días después de su detención, la descripción del estado de Magdalena —“nerviosismo, tensión, depresión, temor y llanto”— contrastaba enormemente con la documentada por la Marina, cuyo médico había indicado tras su detención que “la detenida está ‘físicamente sana’”. Magdalena sigue en prisión en espera del resultado de su juicio.

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