San Luis Potosí.- Personal médico sigue perdiendo la vida en medio de la batalla contra el COVID-19, lo que además de dejar un daño irreparable para las familias, debilita las instituciones que hacen frente al problema.
En las últimas horas se ha informado del fallecimiento de Oswaldo Arriaga, enfermero del Hospital General y Javier Alejandro Reyes Hernández, operador de ambulancia. Situación que no sólo entristece a los compañeros de trabajo, sino que dispara las alarmas y hacer reflexionar sobre el valor que se le da al personal médico en México.
Este día compañeros dieron el último adiós, despidiéndose de sus compañeros como lo que son, unos héroes. Héroes que a veces se pierden en el anonimato y sin agradecimiento de a quienes sirven, pero que nunca serán olvidados por sus seres queridos.
En un sistema de salud saturado, en el cual no hay insumos suficientes para pacientes o personal médico, la crisis que ha dejado la pandemia parece que en cualquier momento podría romper la infraestructura de salud. Y es que a pesar de que se hablé sobre la creación de nuevos espacios para atender, la inyección de recursos -que a vece no son palpables – o sobre la implementación de nuevo equipamiento, la verdad es que si no hay HUMANOS que ocupen estos espacios, la maquinaria de salud está muerta.
El personal médico en todos los hospitales ha denunciado irregularidades en el tema de recursos, a pesar de que se anuncia grandes cantidades destinadas al sector, lo cierto es que a quien menos llega es a quienes se encuentran al frente de esta lucha. Condiciones laborales desfavorables, falta de suministros y equipo, represión y amenazas, son algunas de las denuncias que se han expuesto públicamente.