La soga al cuello: PoleSías y ladrones
En una noche bien oscura, sabrás que te va ir mal, mal, mal, si una voz te hace parar…
Ya no hay ciudad segura, decía nuestro regente, y menos si te dejas guiar por esa gente… letra de: El Polecía. Los Yerberos.
Entrado el año, andando la cuesta de nuestro cíclico pesar, con el jitomate, el aguacate y el limón a precios estratosféricos, del huevo San Juan ya ni se diga, como si tuviéramos que exportarlos desde otro continente. La inflación que no existe, la realidad que negamos para mantener nuestras esperanzas en un futuro por demás incierto.
En esta ciudad de San Luis Potosí la gente se cansa de tanta pinche transa, así como dice el corillo que a fuerza de mascullarlo se aprenden lo penitentes de la lucha social, los parias del sistema que se niegan a resignarse a un destino que estaba predeterminado incluso antes de nacer. ¿Qué le vamos hacer? Si pa morir nacimos.
La ciudad se pinta de colores, al menos los puentes, pareciera que la intención es voltear a ver el arcoíris para no mirar los baches que inundan los arroyos, el resultado podría ser contraproducente y la molestia mayor, tal parece que la distracción es la base de la nueva forma de gobernar. Fiesta y festival para un pueblo mitotero, pero, en algún momento tendríamos que ponernos serios.
El gobierno del estado le apuesta todo su resto a un parque, le pone luminarias para conseguir cuatro horas más de paseantes, hasta las díez y media de la noche para tomarse una foto y presumirla en redes sociales. La gente de San Luis Potosí es novedosa, pero también cruel, de repente les pasa el gusto y se olvidan hasta de saludar cuando se encuentran a los conocidos en la calle, puede que hasta se cambien de acera, es sabido.
Un gobernador habla con faltas de ortografía y el alcalde las escribe, con tal de darle sentido a un slogan la ciudad se amanece con nuevas patrullas, antes hablan, andan estrenando los mordelones. “La poliSía siempre en vigilia”, así dice el dicho, que más bien era un chiste absurdo y sin sentido que replicado de un programa cómico de la televisión pública se convirtió en cliché. Ojalá escribir policía con “ese” no afecte el nimio respeto que se le tiene a los elementos de la corporación municipal.
Hasta donde recuerdo, la última vez que leí el reglamento de la “policía” municipal y la ley orgánica del municipio libre del estado de San Luis Potosí, estaba escrito como lo dicta la academia, la real y sagrada de la lengua española. Creo que ahí habría un resquicio por donde la controversia podría traer de regreso al redil a los semovientes descarriados. Falta ver si en cosa de días un mínimo de cordura los hace recuperar el sentido del buen gusto y no se preocupen, rápido se nos olvidará esa ocurrencia.
El secretario de finanzas del gobierno del estado presentó un plan estatal de infraestructura (PEI) que resultó ser la tarea de un estudiante de preparatoria, tal parece que lo hizo un pasante el día anterior del fin de cursos, pedazos de aquí, allá y acullá. Incluso, el eje rector del PEI es la famosa herencia maldita de la que tanto se queja el gobernador. No le podemos pedir demasiado al impetuoso Ricardo pues algún día confesó que no era muy buen estudiante y que batalló para terminar su educación secundaria. Así que no engañó a nadie, él nunca dijo que fuera listo.
Pero eso sí, a elegir un play list de narco corridos y música de banda sinaloense nadie le gana, nomás es de que agarre su teléfono, su troca y su gordo pa’ manejarla y a conectarse con “su gente” por el Facebook live. Su cuate el Julión y sus amigos del calibre 50 (la banda musical, no me vayan a mal interpretar) para iniciar la fiesta. Gobernar no es fácil, se requiere prudencia, paciencia, persistencia y si no se cuenta con ello, entonces hay que perder el asco, el miedo al ridículo y estar actualizados sobre el último video viral y las tendencias en redes sociales, que por lo general no precisan de ser un reto intelectual, afortunadamente para el ponente.
La ciudad y el estado se tiñen de rojo, por la violencia en las calles que llena de dolor el corazón de miles de potosinos y los contagios de la nueva variante del COVID – 19 nick ómicron, la primera no tiene solución, la guerra por el control de las calles no se va acabar ni aunque le aprueben al gobernador el cambio de nombre de la policía estatal a “guardia civil”. Se identifican cuatro grupos criminales en disputa y cada uno quiere su pedazo del botín.
Pero el rojo que más preocupa no es el de la sangre derramada, sino el del semáforo epidemiológico, casi que nos brincamos el naranja y nos fuimos a rojo, ya estamos en el lugar octavo del ranking nacional y hasta el estado de Puebla que tiene más urbe y mayor población le pasamos de jilo. Pero no seamos tan duros con el gobierno del estado por organizar festivales musicales y eventos masivos, o porque hasta para inaugurar una tortillería junta un tumulto. La gente también debería tener conciencia y si están muriendo, fue por su propia voluntad.
El alcalde anuncia que no encuentran las luminarias que retiró el gobierno municipal anterior y que las que pusieron nuevas ya se apagaron, cincuenta mil lámparas viejas para ser exactos son las que andan bailando, a lo mejor las echaron pa’l kilo porque ya no servían. Ahora sí que farol de la calle y oscuridad de su casa.
Es una pena que los abogados del alcalde sean un pomposo jurista que litiga más en medios de comunicación que en juzgados y un pedestre leguleyo que hasta hace poco vivía de pedir “para las copias” a los clientes. Uno de esos jumentos que fuera de divorcios y asuntos mercantiles, no le pidas más porque se cansa la ardilla. Hubiera estado chido ver al ex alcalde Xavier Nava Palacios tras las rejas, aunque fuera nomas mientras le traen la fianza pero, es un pescado enjabonado.
Escribo con desparpajo estas líneas porque quiero celebrar, por fin se acabó la dictadura de las letras, la correcta ortografía y la tiranía de la corrección política. Gracias a nuestros gobernantes por habernos liberado. Ojalá pronto podamos abolir esa aberración llamada “bando de poliSía y buen gobierno”, para que todos podamos salir a la calle desnudos si es nuestro gusto, y orinar y defecar en las fuentes y los callejones de esta ciudad, para poder liarnos con otro parroquiano a golpes o mentadas de madre sin temor a ser censurados por las denuncias de beatas moralinas.
Pronto veremos llegar los días de la anarquía, porque todo cambio es bueno y comienza con un pequeño error, a veces casi imperceptible pero principio al fin. Quizás el gobernador pronto nos sorprenderá despenalizando las drogas duras y así dará inicio a una nueva era donde todos seremos considerados iguales, un México y un San Luis Potosí donde cada quien haga su chingada gana y su reino no tendrá fin. Amen.