La soga al cuello: De la manita
Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero solo a uno en caso de tormenta. Ambrose Bierce. Diccionario del Diablo.
Llegaron los informes de gobierno y toda la parafernalia pretenciosa de alcaldes, diputados y el gobernador del estado. El culto a la personalidad al extremo, las alabanzas de los lacayos, esenciales; los panegiristas afinando sus mejores frases; los porristas, con vítores y corifeos prestos armar boruca. La verdad es que son como la lucha libre gringa, lo maravilloso es la presentación de los artistas, luces, música, vestuario y pose, pero ya cuando se da la confrontación, es como masticar cartón.
Pero dejando a un lado la amargura inmanente a mí persona, hay que conceder el beneficio de la duda, quizás el alcalde y el gobernador del estado han hecho las cosas bien. Y es que siendo quisquilloso, de la política mexicana nadie sale bien librado, sobre todo los magos de uñas largas y conejo en chistera, los payasos con muchos pañuelos y prominentes bastones, con zapatotes rojos y estridente carcajada. De vez en cuando alguien se me aparece y con sobrada ascendencia moral me increpa: ¿entonces todo está mal siempre?. Pues, igual y no tanto.
Yo creo que “los informes no informan nada”, desconozco a profundidad los presupuestos ejercidos por las dos entidades públicas de mayor relevancia política en el estado. El ayuntamiento de la capital y el gobierno estatal, siguen quedando a deber mecanismos de rendición de cuentas más eficaces. Entiendo porque no es posible, pero sabemos que ya existe la tecnología incluso para estar viendo en tiempo real, cuando se paga una factura y de qué partida presupuestal se extrae. Para unas cosas somos muy chingones y para otra, estamos en la Edad de Piedra.
Los diputados también hacen informes, pero esos nada más aprovechan los días que les concede la suspensión de la veda para auto promoverse en medios de opinión y redes sociales sin que se consideren “actos anticipados de campaña”. El que tiene ambiciones aprovecha esos días para hacerse notar ante el ciudadano común y destacar de manera desproporcionada sus iniciativas aprobadas.
Si a veces hasta las ocurrencias que no llegan a consumarse salen más beneficiosas como concepto publicitario, me viene a la memoria una diputada tricolor que saltó a la fama por promover una ley que pretendía vigilar y castigar a los divulgadores de memes. Luego pasa que los asesores de los diputados se meten a plagiar iniciativas de otras partes de México, pero no saben ni escribir un ensayo.
Al final se aclaró que la iniciativa no buscaba meter a la cárcel a los que han hecho de su vida un meme, pero la redacción de los artículos del código penal propuestos para reformarse no eran muy precisos, y todos sabemos el daño que puede hacer un renglón ambiguo en una ley, y más si está sujeta a la maliciosa interpretación de un juez penal. Se corre el riesgo de que hasta un acento mal puesto pueda llevar a la cárcel a un inocente.
Aun así, esta legislatura ha dado poco de qué hablar, no recuerdo si habrán tenido alguna discrepancia pero hasta el momento todos los diputados y diputadas tienen una pegatina de estrella en la frente. Si en otra época el congreso del estado daba pena ajena por los aspavientos de algunos personajes, hoy solo provoca lástima, parece un enfermo de anemia, tísico, enjuto, lombriciento. Ya me imagino cómo van a ser las mentadas comparecencias cuando se haga la glosa del informe, me provoca un bostezo solo de pensar en asistir a una.
Enrique Galindo Ceballos presentará un informe moderado, destacará los logros en materia de simplificación administrativa, mencionará la “herencia maldita” de su antecesor, la obra pública, primordialmente la pavimentación de varias vialidades importantes de la ciudad. Inversión millonaria de la cual el gobernador también querrá compartir el crédito. Eso se aplica a todos los alcaldes. El gobernador estará atestiguando el momento de gloria de Galindo Ceballos, y se hará partícipe de ello.
Hoy por hoy, ayuntamiento y gobierno son una unidad, comen del mismo plato, se whatsappean a diario, ¿pasó por ti?, ¿pido una pizza?, ¿traes feria que me prestes?, ¿a qué hora llegas?, ¿por qué estás tan callado?…
Para los que esperábamos un choque de egos y ambiciones políticas al inicio del año, nos quedamos esperando la pelea del siglo. De repente al gobernador le da por meterse a la ciudad, si algo es parte importante del éxito del “gallardismo” es que hacen más activismo en tiempos “no electorales” que cuando las campañas. Un día cualquiera inauguran tortillerías y expendios de agua purificada, se reparten despensas y se hace todo un jolgorio cada que el jefe del clan se aparece en alguna colonia marginal. Cualquiera vería eso como una intromisión y una provocación política, excepto Galindo que por el contrario, se acopló bien, hasta el chaleco verde se pone de vez en cuando.
Y será precisamente eso lo que destacará mayormente el alcalde capitalino, su excelente relación con el gobernador del estado y la beneficiosa coordinación entre los dos niveles para coadyuvar y buscar el mejoramiento de la calidad de vida de los potosinos. De vez en cuando hay alguna discusión, pero que se arregla coscorroneando algún funcionario menor, como cuando se andaban peleando porque los ecologistas querían salvar (y lo lograron) a los árboles instalados sobre el camellón de la avenida Himno Nacional para hacer más ancha la calle.
Enrique Galindo ha hecho un gobierno sui generis, el vato casi no está en la oficina y siempre la agenda llena, como que no lo quieren en la casa y hasta para alimentarse, se va a la comida corrida del café Tokio. El gobierno de la capital del Sí es itinerante, el presidente municipal es todo, el último filtro antes de cualquier decisión importante. Algunos de sus funcionarios brillan por su incompetencia (y ojalá fuera por su ausencia) pero inexplicablemente sobreviven por la gracia de sabrá Dios qué santo los proteja. Es como un campesino que lleva la yunta detrás de él, a veces el arado hace los surcos medios chuecos pero según dice el refrán : “el que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”.
Ricardo Gallardo Cardona alias “el pollo” (como él mismo se presenta) echará la casa por la ventana. Fiel a su costumbre, gran cantidad de personalidades invitadas. No vendrá el presidente Andrés Manuel López Obradror, pero al menos el Secretario de Gobernación ya confirmó. Don Adán Augusto López Hernández estará de visita en la ciudad y seguramente estará sentado a un lado de Julión Alvarez y Héctor Serrano. También anda en lo suyo, busca reflectores para darle un poco de más realce a su candidatura en pos de la presidencia de México.
El gobernador seguramente hablará de la “histórica” inversión en obra pública, también de los parques tangamanga y de la FENAPO, inevitablemente mencionara el cochinero que le dejó Juan Manuel Carreras López y de cómo se ha ido haciendo justicia al detener a ex funcionarios del gobierno estatal. La frase “herencia maldita” será la más mencionada y el gobernador tendrá su ovación apoteósica.
Como dijera un émulo del filósofo de Güémez que alguna vez me dejó casi al borde de una crisis existencial con su sesuda reflexión: el presente es hoy, y si algo queda del tiempo es que no regresa.