La soga al cuello: El afortunado
Suerte te de Dios, que el saber poco te importe. Refrán.
Podría decir sin temor a equivocarme que Enrique Galindo Ceballos es el tipo más afortunado de la política reciente en San Luis Potosí. En un escenario convulso como fue el 2021, el principal damnificado sería Xavier Nava Palacios, para muchos el mejor candidato que tenía el Partido Acción Nacional para aspirar a la gubernatura del estado, a la distancia resulta ocioso pensar en él “hubiera”. Lo que sí es claro es que sí Nava no fue candidato, fue debido a su mezquindad a la hora de repartir el botín político.
Sin embargo, queda claro que el PAN optó por el Ocatvio Pedroza Gaitán, porque garantizaba el cumplimiento de compromisos para los panistas tradicionales. Craso error, al personaje le faltaron arrestos para enfrentar los embates del gallardismo que demostró tener una avasallante forma de operación política clientelar. Desde el inicio de la campaña (y antes) el candidato del partido verde no escatimó en recursos económicos y humanos para posicionarse como el más serio aspirante a gobernador. Por eso Ricardo Gallardo Cardona es el jefe del ejecutivo.
A Octavio Pedroza le faltó dinero, socios y una eficaz operación política, nunca pudo resolver la conflictiva alianza que le fue impuesta por las dirigencias nacionales del PRI, PAN y PRD. No hubo un municipio en todo el estado donde no haya quedado un panista agraviado por tener que compartir el viaje con sus otrora acérrimos enemigos. Era imposible resolver décadas de confrontación con la simple firma de un convenio de coalición dictado a la luz del pragmatismo convenenciero y falaz.
Ya firmado y registrado el acuerdo, la operación política recayó en el dirigente estatal Juan Francisco Aguilar, con muchas manos en el caldero, eso hay que decirlo, fue una tarea titánica y en la mayoría de los casos infructuosa, las planillas de ayuntamientos se hicieron sobre las rodillas y en el caso de Municipios como Tamazunchale, contra toda lógica coherente. El candidato resultó ser el defenestrado Baldemar Orta, ex alcalde que dejó tras de sí una estela de corrupción y malos manejos financieros. Morena se hizo con el triunfo con los actores políticos que la coalición desechó.
En la capital del estado se resolvió dejar el espacio para un candidato priísta, en el cambalache de los votos para gobernador la oferta parecía justa, cara pero necesaria. Los ingenuos panistas no contaban con la astucia rapaz y camandulera del gobernador Juan Manuel Carreras López y su muy particular forma de lealtad. El tipo quería quedar bien con todos pensando que con ello obtendría impunidad después de su desastrosa administración. Al final aportaría lo que estuvo a su alcance para favorecer al candidato del partido verde.
La candidatura del PRI – PAN – PRD – Conciencia Popular a la capital apuntaba para Luis Mabhub, traía la venia del gobernador y algunos números favorables en dos o tres encuestas “patito”. De sobra es sabido que se volvió “loquito” en los días previos a la nominación, alguien interpretó el confuso convenio de coalición y le metió el gusanillo de la codicia. Por un instante soñó que podría ser candidato a gobernador.
Sin leer las letras pequeñas (y sobre todo los valores entendidos entre líneas) Luis Mabhub asumió que concluido el proceso interno panista tendría que haber un refuego entre el candidato panista y el priísta para así sacar al oficial. En ese affaire no sólo demostró su inmensa estupidez (y la de sus asesores) sino que dejó claro que no era un tipo de fiar.
Así es cómo llegó el momento de brillar para Enrique Galindo Ceballos el cual ya andaba en tratos hasta con un partidillo pedorro para ser candidato a gobernador. Lo que quería era jugar y que alguien lo juntara. Hubiera aceptado jugar de lateral derecho, pero lo metieron en la vacante de centro delantero.
A quién “le dan PAN que llore” -como dice el refrán. El “richi” Galindo se montó rápido en un contienda de la mano del candidato de la alianza Octavio Pedroza, incluso lo convenció de grabar unos spot – sketch que tuvieron un efecto medio en la contienda, si acaso para resolver el padrinazgo panista en las capital para Galindo. Y funcionó, noventa mil votos panistas le dieron el triunfo con su aportación de cuarenta mil votos príistas, que aunque parezcan pocos, resultaron ser más de los que se esperaban.
El gabinete municipal, medianito. Un “tuti fruti” representativo de todas las corrientes panistas, príistas y galindistas, la mayoría sin experiencia en cargos de relevancia y algunos que ya habían ocupado posiciones administrativas con magros resultados. En el mejor de los casos los hay desde los que evaden los reflectores hasta aquellos que quieren sobresalir, pero terminan haciendo el ridículo cuando les prestan el balón. Enrique Galindo Ceballos pretende que el ayuntamiento funcione con la precisión milimétrica que marcha un batallón y sus funcionarios tropiezan como escolta de escuela primaria.
Ahora resulta que la coalición está en ciernes porque “alito” Moreno se doblegó ante la amenaza de un juicio de procedencia y la difusión de una serie de “escuchas” donde despotrica hasta de su madre. Panistas, perredistas y priístas lo vieron derrumbarse y abrazarse de las piernas del presidente Andrés Manuel Lopez Óbrador, el presidente Andrés, displicente, hasta dándole consejos, “¿pá que se junta con los conservadores?, ustedes son más como nosotros”.
Ya despojado de toda dignidad, Alejandro Moreno debería auto inmolarse, pero aún no puede retirarse, el presidente necesita otro favor, que termine de enterrar el proyecto de la coalición en la elección próxima de gobernador en el Estado de México y de paso, la presidencial. Y lo va hacer, Alejandro Moreno va cumplir aunque ya traiga las rodillas todas raspadas, en ello le va su libertad y la posibilidad de conservar el patrimonio que obtuvo bajo el amparo del poder.
La bronca es en los estados, distritos y municipios donde los aliancistas ya se estaban agarrando cariño. En San Luis Potosí, menudo problema para los panistas en la capital, confiados en que se repetiría la fórmula ganadora de hace un año, ni prospectos propios tienen. Por ahí podría levantar la mano el diputado local Rubén Guajardo, el único diputado federal José Antonio Zapata Meraz, el apocado Octavio Pedroza (que vuelve por sus fueros) y hasta el casi candidato del partido verde Héctor Mendizabal, pero a ninguno se le notan ganas, ambición o codicia. Andan como limosneros tocando las puertas a ver si alguien les ofrece un taco.
Ante la inminencia de ruptura en la coalición hay luz al final del túnel, Marko Cortés debe recuperar espacios y hacer un rediseño de la estrategia para ser medianamente competitivos al 2024, ya no quiere derrotar a Morena en la elección presidencial, ni sueña con repetir los resultados en la integración de los órganos legislativos, a Marko le basta con que Movimiento Ciudadano no le arrebate la batuta con referente opositor en el ideario político nacional. El partido político creado por Dante Delgado Ranauro tiene mejores proyecciones de crecimiento.
En el estado ya son varios ex funcionarios y representantes populares electos que se han apuntado en la lista del “Movimiento Naranja”, la mayoría tan poco representativos que da un poco de tiricia enumerarlos, pero como quiera es sintomático que la migración de políticos va en esa dirección.
Quién sabe si al final se anime el alcalde de Monterrey a buscar la proyección nacional de una candidatura presidencial pues sería una labor de sacrificio, no ganaría pero los dividendos para el Partido Movimiento Ciudadano serían descomunales. No se puede negar que la inmanencia de su persona a la de su extinto padre Luis Donaldo Colosio está presente.
Por su parte Enrique Galindo se encuentra en una encrucijada, por un lado, intentar mantener a flote un viejo barco, el PRI se hunde y nada ni nadie puede rescatarlo, solo se puede alargar la agonía. Por otra parte, Galindo puede fácilmente presentarse como un panista que busca la reelección, nadie notará la ausencia del logotipo del PRI en la boleta y él habrá eliminado el peso muerto.
Marko Cortés en persona le hará la propuesta y estará en la mesa unos minutos. Lo que decida el personaje marcará su destino y el de la oposición en San Luis Potosí.