OPINIÓN

La soga al cuello: Fátima y su ciudad

Los líderes se hacen, no nacen. Se hacen con mucho esfuerzo, que es el precio que todos debemos pagar para lograr cualquier objetivo que valga la pena. Vince Lombardi.

 

Y llegaron las olimpiadas, de la noche a la mañana todos somos expertos en deportes que quizás nunca habíamos escuchado hablar como el bádminton, el balonmano o el waterpolo, con eso de que aquí nomás puro fut, beis y básquet. Nos despertamos con la sorpresa que una potosina fue a las olimpiadas y además es buena en eso de repartir madrazos, ni tardo ni perezoso el alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos felicitó a Fátima Herrera por su destacado desempeño al pasar a la fase de octavos. Posteriormente fue eliminada por decisión unánime en un difícil encuentro con la competidora turca Buse Naz Cakiroglu. Desafortunadamente en su debut en juegos olímpicos la potosina se encontró en una etapa temprana ni más ni menos que con la subcampeona olímpica, su vasta experiencia y habilidades muy particulares le complicaron la aventura a Fátima quien sin embargo, volverá orgullosa y triunfante a su tierra. Es la primera ocasión en que una boxeadora mexicana califica a la fase de octavos desde que el boxeo femenino es olímpico. Los deportistas ganan las medallas, pero los políticos son quienes se las cuelgan.

 

Ojalá el alcalde y el gobernador se vean generosos con la valerosa Fátima y su hermano Omar quien es además, un destacado entrenador. No están ustedes para saberlo pero la joven deportista se vio en la necesidad de vender su vehículo de transporte -al igual que su hermano- para solventar algunos gastos que no estaban contemplados en el plan del comité olímpico mexicano o la comisión nacional del deporte (CONADE). Luego no falta quien se queja de que México casi no obtiene medallas en las justas deportivas mundiales pero es que la verdad tenemos gobiernos muy mezquinos, o más bien tirando a miserables. Tal vez el pequeño instante de gloria que para muchos pasó desapercibido valga una motoneta y el automóvil que Fátima y Omar prescindieron persiguiendo el sueño olímpico. El centro comunitario Plan de Ayutla donde practica la joven deportista es uno de tantos que surgieron como un modelo de intervención comunitaria en la época de la alcaldesa Victoria Labastida hace ya más de una década. Sin lugar a dudas, a su regreso Fátima compartirá su historia de vida con sus compañeros y amigos del rumbo del panteón del Saucito. Un político oportuno -más que oportunista- buscaría la forma de utilizar el esfuerzo personal de Fátima y su hermano Omar para ir en búsqueda de más jóvenes con hambre de triunfo y sed de gloria.

 

Y es que en lo general la política deportiva de este país siempre ha sido una porquería, los mexicanos sostenemos un inmenso aparato burocrático de políticos, directivos, promotores, -y algunas que otros amantillos- con el pretexto de fomentar la práctica amateur. En México hay personas que practican y aman la práctica deportiva, pero también hay de los que hacen negocio con el deporte “profesional”, -no veo cómo el deporte amateur o federado no podría ser también profesional- por poner un ejemplo, en San Luis Potosí es más fácil que los gobiernos dejen caer millonadas en el equipo de futbol de primera división que más bien es un espectáculo para vender cerveza, camisetas y boletos, que en apoyar a equipos locales que andan haciendo rifas cuando tienen que viajar para competir en algún torneo regional o nacional. Nadie le regatea la factura al “patrón” Alberto del Río por venir a echar un par de gritos y repartir tres patadas por medio millón de pesos en alguna plaza pública. ¿Se imagina usted que me lee lo que se hubiera logrado si en lugar de media hora de gritos y mentadas de madre se hubiera invertido ese dinero en jóvenes promesas? ¿O si en lugar de traer algún artista famoso a la feria nacional potosina -Luis Miguel ya no- se apoyara a las ligas y todas aquellas asociaciones que hacen deporte más por afición y satisfacción, que por negocio?

 

Todavía recuerdo cuando en el equipo de basquetbol “Santos” jugaban los hermanos Mariscal, o cuando en los “cachorros” del atlético potosino de vez en cuando se dejaban ver algunos deportistas con el código postal de la ciudad, igual en el equipo de béisbol los “tuneros” de San Luis. Muchos de esos deportistas destacados fueron además, ídolos populares que inspiraron a otros a esforzarse por ser mejores y ser un ejemplo para su comunidad. No significa que esté esgrimiendo un falso argumento regionalista, por el contrario, muchos deportistas que pasaron por San Luis Potosí dejaron una huella en los corazones y son parte de la historia de esta ciudad, -hasta el Marcelo de Faria que era bien pedote- pero no todo es el negocio, no hay que ser tan cochinos. En esta época tal parece que no son tan importantes estas pequeñas historias de vida, todo se trata de mover las “nalguitas” en algún video de la red social TikTok o tomarle fotografía a la presentación de un platillo para subirla a Instagram, aunque su sabor sea más desagradable que si hubiera muerto hace días. La frivolidad es lo de hoy, y ahí no caben estas historias, lo que hizo esta joven mujer de la mano de su entrenador es algo maravilloso, es una historia que merece ser contada, premiada y reproducida. En la ciudad del Sí deberían demostrar que no somos tan mediocres, al menos no tanto desde que Fátima se levantó un día y decidió echarle madrazos a la vida.

 

Sea pues Fátima Herrera, que la vida sea generosa contigo y que tu ciudad te reciba con júbilo y frenesí por tu esfuerzo más allá del límite donde algunos claudican.

 

@gandhiantipatro

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