OPINIÓN

La soga al cuello: Los asuntos pendientes

He observado muchas veces que para prosperar en este mundo hay que tener un aire de tonto, pero sin serlo. Barón de Montesquieu.

 

Faltan cuatro semanas para la elección más trascendente en la historia de México desde más de 200 años y al pueblo le vale madres. Si atendemos fielmente a la imprecación del ex presidente Andrés Manuel López Obrador de que el pueblo no se equivoca, ni siquiera cuando se confunde y vota a lo pendejo algo que desconoce hasta en lo más esencial, entonces el pueblo está a punto de rechazar el capricho de llevar la transformación a los límites de la razón. Estamos a punto de dejar la justicia mexicana en manos de una caterva de ineptos y delincuentes, no significa que no lo fueran antes, lo que intento explicar es que se supone que uno cambia las cosas para mejorar, no para dejarlas peor. De por sí los mexicanos teníamos que soportar que la justicia estuviera al servicio de aquellos que podían pagarla y que los que decidían se sentían una casta divina. Los únicos que podían dictar como sacrosantas sacerdotisas del oráculo en Delfos la voluntad divina, inobjetables designios se pronunciaban desde el Olimpo y el pueblo solo tenía dos opciones: tolerar y resignarse. Lo que estamos a punto de elegir es la opción A o B de una lista que elaboraron los políticos, los ilusos que se registraron “por la libre” confiando en el sistema electoral y la buena fe, sólo servirán para legitimar esta falacia. Decía la gente de antes que un hombre bueno tilda a pendejo, siguiendo al pie de la letra el dictado, llamar al pueblo bueno para una decisión determinante con el mínimo de información, atención y disposición, es merluzo y mentecato. Solo un imbécil pensaría que la gente aceptaría de buena gana una tarea que le resulta insulsa, inútil y engorrosa.

 

El mejor ejemplo de la burda operación de los partidos políticos para imponer un sistema judicial a modo, es lo que va suceder con la elección del supremo tribunal de justicia del estado de San Luis Potosí. El gobernador del estado decidió que se debía renovar por completo el poder que le faltaba por controlar, para nadie es un secreto que además de controlar el poder ejecutivo y el legislativo a través de su avasallante triunfo en las pasadas elecciones, Ricardo Gallardo Cardona se encontró como quien recibe un obsequio maravilloso en la figura de una reforma impulsada desde el ámbito federal. Y es que el capricho del ex presidente Andrés le trajo un obsequio a muchos gobernadores de los estados que no encontraban la forma de hacerse del poder judicial en los estados de la república, en San Luis Potosí nunca un gobernador tuvo la maravillosa oportunidad de colocar a un grupo de incondicionales en el único poder que no dependía directamente del marrullero mundillo de la coacción política y la compra de votos. Lo que ignora la gente que acudirán a convalidar semejante latrocinio es que los beneficiarios de esta macabra lotería estarán en el poder once años, mucho más de lo que un gobernador podría extender su poder, aunque pudiera postergarse en el cargo a través de la postulación de su esposa. Sin embargo, hay un error que ni siquiera el gobernador del estado ha logrado detectar, la desmedida y peligrosa ambición de su secretario de gobierno, confía en él a ciegas y le ha permitido que haga la selección previa de los aspirantes a conformar el nuevo poder judicial. Comenzando por su hermana Silvia Torres, el secretario de gobierno José Guadalupe Torres ha llenado una lista de incondicionales que pretenden pasar por el escritorio del gobernador para su visto bueno. Lupe, el aprendiz de mago, el “cola gusano” del señor oscuro de nombre impronunciable, el Voldemort de la política potosina.

 

Al parecer las expectativas de participación ciudadana en el citado proceso han mejorado, pero no lo suficiente para considerar el resultado de la elección como vinculante, antes que alguien me corrija, ya sé que la ley establece que aunque sólo el 1 % de los mexicanos anotados en la lista nominal voten, el bodrio será legal y los resultados -sean los que sean- deberán respetarse. Siendo honestos, la estructura del partido verde es la más disciplinada y constante, los operadores mantienen aceitada la maquinaria con despensas y apoyos económicos. Las redes gallardistas mantienen fiel registro de sus líderes por colonia, incluso por manzana, y los beneficiarios de un determinado programa asistencial -o varios- saben por voz propia del ex presidente que ninguna persona podrá ser coaccionado para ejercer su derecho al voto, en términos llanos, la gente mañosa que recibe más de un beneficio del gobierno, no les importa ese discurso servil de que la justicia está en sus manos y que el poder radica en el pueblo, por Dios, si el pueblo pudiera decidir su destino, las élites ya habrían cambiado la forma de elegir a los gobernantes. A nadie le van a quitar los beneficios que da el gobierno federal en caso de no votar por los aspirantes a ministros, magistrados y jueces de los amigos de la cuarta transformación (Morena), sin embargo, no aplica igual para la estructura clientelar de la gallardía, si no aparecen los votos, te llamabas. Como decía el ilustre sacerdote rupestre del profeta del nopal Rockdrigo González: amor de teléfono esquinero, se acaban los veintes, se acaban los “te quiero”. Esto último merece una explicación para los suscriptores milenial, pero no lo haré, ahí pregúntenle a un generación X el contexto. Sorry.

 

El problema es Morena, Rita Ozalia Rodríguez intenta por todos los medios vencer su incapacidad para controlar la hoguera de vanidades que conviven dentro de su partido, personajes como Gabino Morales, Carlos Arreola Mallol, Darío Fernando González Castillo, Mario Godoy, Guillermo Morales, Sarahí Veloz, Gabriela Torres López, Cuauhtli Fernando Badillo Moreno y un larguísimo etcétera, están más preocupados por banalidades que por construir un proyecto sólido hacia el 2027. Evidentemente no están a la altura de un reto como el que se presentará en cosa de 4 semanas, el fracaso será monumental y afectarán sin duda las expectativas de todos. Es increíble que con más de 400 mil beneficiarios de los programas federales en la entidad los morenos difícilmente se acercarán a los 50 mil votos en favor de sus propuestas de partido para magistrados y jueces locales, en los federales no importa, todos los de la lista pasaron por el filtro que mañosamente establecieron los comités de evaluación del poder central, la cosa está en el juego maniqueo local sazonado por la proximidad de la elección a gobernador donde supuestamente Rita Ozalia y su circo de variedades deberían preparar el terreno para la gloriosa venida de Rosa Icela Rodríguez como candidata al gobierno del estado. Les falta lo esencial, mística, disciplina, liderazgo y arrojo. La mayoría de los políticos morenistas no son capaces de ganar una discusión de banqueta, muchos menos un debate en tribuna. Después del derrumbe de las ilusiones, Morena debería replantear su estrategia política con miras al 2027, los politiquillos morenos le dan risa a todo mundo, por su inexperiencia y el comportamiento infantil que los distingue. Hacer política no es repetir como macacos las tres frases que les heredó su prócer, tal parece que ser gregarios es su única virtud.

 

Sea pues José Guadalupe Torres Sánchez, aprendiste del mejor, aquél que no titubeaba así se tratase de traicionar a un amigo. Llegaste al mismo pedestal, la antesala del poder. El siguiente escalón es el importante, ahí donde se deja de ser perro y te llaman patrón, no te equivoques, la suerte y el destino siempre van por caminos separados, no es lo mismo audacia que astucia, y jamás olvides que no es el perro el que mueve la cola, quizás es la cola la que mueve al perro.

 

@gandhiantipatro

 

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