Nunca bajaste el copete
Y solapás tus valores
Con finura y destreza
Daniel Melingo. Leonel El Feo.
Se fue mi amigo David Rangel, “el dandy” como todos lo conocían, un personaje de esos irrepetibles. La noticia de su extinción superó la de muchos políticos o clérigos. En las redes sociales se manifestaron innumerables expresiones de personas que lo conocieron y algunos -quizás- lo toleraron, padecieron, o inclusive, sufrieron su incisiva manera de hacer periodismo. Los que lo conocimos sabíamos de su resiliencia, fue un insigne representante de un periodismo que está en extinción, el que sospecha, que va más allá de la versión oficial, el periodismo malicioso que interpreta las señales y los silencios incómodos, ese que tanto perturba y atormenta a la deficiente clase política actual. La única verdad es que no hay una verdad, todos alguna vez hemos pretendido crear una versión creíble de la realidad a partir de una serie de conjeturas y supuestos, para después terminar con un “palmo de narices”. La profesión del periodista siempre ha sido muy ingrata, la gente no valora el periodismo de investigación, prefieren la imagen perfecta, por ello los políticos de ahora invierten tanto en la imagen pública y construyen la famosa narrativa, una sucesión de eventos más falsos que su discurso simple, espurio, enclenque, pedorro. David Rangel se formó en el periodismo tradicional, y aún ahí, destacó por su impulsiva e irreverente personalidad, un día de tantos se cansó de recibir correcciones y el acoso de jefes que depuraban la información con el objetivo de manipular la noticia a cambio de prebendas. Ese camino lo llevaría a ser pionero en el uso de medios digitales, El Mundo de San Luis se llamó su exitoso blog con el que debutó como empresario de la información, y aún desde la marginalidad logró que miles de potosinos en el exterior lo eligieron como el medio potosino de opinión por antonomasia en la red. Tal vez por su lenguaje sencillo, o por su naturaleza subversiva, el dandy fue el mejor exponente -sin saberlo- del periodismo gonzo.
En días aciagos donde la labor informativa es considerada de alto riesgo, no se puede desdeñar al periodista audaz que se atreve a colocar un titular insolente, a los hombres del poder -y a sus mujeres- no les gusta ser ridiculizados, a pesar de que los creemos capaces de disponer de la vida de otra persona, también sabemos que tienen la piel sensible, le temen al ridículo porque la mayoría se sabe ignorante, sobre todo aquellos que suelen utilizar el idioma del vulgo. La plebe ama ver a su gobernante haciendo las mismas barbaridades que ellos, porque lo sienten más cercano, pero también eso sataniza al pueblo sabio, el que gusta (por ejemplo) del insulso y ocioso hábito de la lectura, las bellas artes, el placer de la conversación y el prodigio de una discusión fina, un debate limpio, con reglas y elocuentes reflexiones. A esos que se sienten superiores por tener una opinión propia hay que odiarlos, porque seguramente algún día vendrán y quitarán la pensión para ancianos, la despensa para el pueblo bueno y los beneficios para jóvenes que no trabajan y tampoco estudian. Los políticos de ahora sólo saben prometer, cumplir a medias o evadir su responsabilidad, organizar fiestas, pagar del erario artistas famosos y repartir dádivas entre sectores marginales que se someten por migajas al voluntariado de un político abyecto y ruin. En los últimos procesos electorales se ha dado un fenómeno a considerar, la gente vota por el jingle de un spot promocional, o por qué se le ofrece algo tangible, a veces algo tan estúpido como una mochila, o una bolsa con alimentos. En pleno siglo veinte y los mexicanos siguen votando por hambre, y en la mayoría de las ocasiones, más por maña que necesidad, la gente ve una fila y se forma para ver qué dan. Y lo que dan es pena ajena, en el supuesto erróneo de que los mexicanos necesitarán que el gobierno les mantenga la dieta para sobrevivir, como si estuviéramos en el periodo especial, la gente no tendría datos o smartphones para replicar el mensaje de su líder. Está demostrado que la gran mayoría de las personas que reciben subsidios, muy pocos se encuentran en el nivel de marginalidad que los programas requieren. Ya hemos visto ex gobernadores como Marcelo De los Santos formados para recibir su pensión del bienestar, ni siquiera como chiste es gracioso tan miserable gesto.
Pero volviendo al ejercicio de informar y las vicisitudes de la profesión es menester mencionar que es un cóctel peligroso el que se aproxima, gobernantes idiotas, un sistema judicial a su servicio, que actúa por consigna, y una sociedad que no reacciona ante el avasallamiento del poder político, tal parece que uno debe estar muerto para despertar lástima o indignación. Tal es el caso del periodista campechano Jorge González Valdez y el periódico tribuna quienes fueron acusados por daño moral por la gobernadora de Campeche Layda Sansores San Román. Las medidas cautelares emitidas por una jueza y ampliadas por una segunda incluye desde el impedimento para escribir sobre la jefa del ejecutivo y hasta someterse al escrutinio de un censor nombrado por la autoridad judicial para que revise y autorice el contenido que se publicará en los medios y redes sociales del periodista y el diario Tribuna. El periodista se atrevió a exigir claridad y transparencia en el ejercicio de los recursos públicos y derivado de una serie de observaciones a la cuenta pública del DIF estatal por parte del órgano de fiscalización superior de la federación. Es de ejemplar atención que la sanción para el periodista fue excesiva al sentenciar a dos años de incapacidad forzada para ejercer la profesión. La consideración de la jueza fue que el periodista en cuestión cometió el delito de “incitación al odio y a la violencia contra la gobernadora”. ¿Quién se va a tragar eso? Si todos conocemos el grandísimo hocicote de la mujer y que no se limita para violentar a cualquier género o quimera. ¿En qué país vivimos? Afortunadamente todavía existe el viejo poder judicial, al que le valían tres cacahuates lo influyente que pudiera ser un jefe político de un estado, ellos se consideran independientes y garantes de la justicia. El Tribunal Colegiado del Trigésimo Primer Circuito concedió la suspensión provisional con efectos restitutorios al periodista Jorge Luis González Valdez y al periódico Tribuna pero estableciendo que no extingue el proceso de fondo, pero garantiza la protección temporal de los derechos mientras se analiza el caso a profundidad. Ojalá les dure un rato la suspensión para que le puedan mentar su madre e incitar al descrédito de la pinche Layda corrupta y culera con ínfulas de tirana.
La neta es que considero un atentado a todo lo que nos hace mexicanos el querer limitar nuestro derecho a decirle ladrona y pendeja a una gobernadora -no importa que sea mujer. Al final de cuentas no es ofensivo, en ocasiones es más bien descriptivo. Escribo con saña y desde la impunidad de mi poltrona de privilegios porque aún no me ha llegado la hora de la censura, eso puedo decir que aprendí de mi amigo David Rangel: “que nunca te comprometa la sensatez, ellos inventaron las buenas maneras para cuando le toca a uno estar encabronado”. Y es verdad, recuerdo muchas veces haber visto enojado al dandy, y créanme cuando les digo que el tipo podía ser más molesto que un grano en la ingle, pero fue precisamente esa persistencia lo que lo llevó a ser reconocido y respetado. Afortunadamente aquí no tenemos un gobernador ignorante y déspota que haya sido tentado a utilizar el sistema de justicia local para venganzas personales y caprichos -todavía. Pero claro, no todo mundo tiene el privilegio de vivir en Querétaro.
Un gran abrazo para doña Magdalena, la china y todos sus hijos, nietos y bisnietos, siéntanse orgullosos de saber que la vida y la muerte de ese personaje, mi amigo, mi gran hermano, no pasó desapercibida.