Julián Carrillo, nacionalista a toda prueba
Pese a ofertas de grandes recursos para impulsar el Sonido 13, los rechazó por la condición de nacionalizarse como estadounidense.
Además prefirió regresar a México antes que ser primer violín de dos de las mejores orquestas de su tiempo.
Dentro del Coloquio Julián Carrillo, 120 años del Sonido 13, organizado por el Instituto Potosino de Bellas Artes y la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma, Francisco Javier Carrillo Soberón, ofreció charla “Julián Carrillo desde la cotidianidad de uno de sus nietos”, dentro de la cual reveló el profundo sentido nacionalista de su abuelo, quien a pesar de haber recibido un atractivo ofrecimiento de un acaudalado empresario judío para proyectar mundialmente su teoría del Sonido 13, prefirió rechazarlo, en virtud de la condición insalvable de convertirse en ciudadano estadounidense.
Esta revelación ofrece un aspecto desconocido públicamente de la vida de Julián Carrillo, a quien los músicos de la época post-revolucionaria calificaron como anti-nacionalista, en virtud de que su música nunca se ajustó a las normas del movimiento nacionalista de la época y siempre mostró una influencia abiertamente cosmopolita.
En lo que resultó una cálida, entrañable y emocionada charla, Carrillo Soberón recordó la rígida disciplina y apego al trabajo adquiridos por su abuelo en Leipzig, que le impulsaban a despertar todos los días a las 4 de la mañana, para luego darse un baño de agua fría que acostumbraba diariamente antes de instalarse a trabajar en su estudio, y que por insistencia de sus familiares, dejó de practicar sólo 10 años antes de su muerte.
Entre sus recuerdos mencionó la rivalidad de siempre entre Julián Carrillo y Carlos Chávez, lo que era motivo de jocosas pláticas de sobremesa de los domingos familiares, así como también memoró las frecuentes visitas de grandes personalidades a la casa del abuelo, como es el caso de María Félix y Pedro Vargas, además de luminarias de la música culta, que antes de mostrar sus conciertos en público, los ofrecía en petit comité ante el maestro nacido en Ahualulco.
Destacó dentro de su charla el momento en que un empresario judío invitó al maestro Carrillo a una cena en su fastuosa mansión en Nueva York, en la cual le ofreció un espacio para que continuara realizando sus investigaciones, además de financiamiento para la construcción de los instrumentos que fueran necesarios, y para ello se preparó el documento mediante el cual se sellaría el convenio correspondiente.
Sin embargo, “en letras chiquitas”, se solicitaba, en un plazo no mayor de 30 días que el músico potosino adquiriera la nacionalidad estadounidense, ante lo cual preguntó si la condición era insalvable, y ante la afirmación optó por dar las gracias por la opípara cena para de inmediato retirarse, rechazando así el ofrecimiento.
Asimismo Carrillo Soberón relató que hubo otros dos momentos en los que el abuelo Julián Carrillo demostró su amor hacia México, y fue cuando estando también en Nueva York, dos de las mejores orquestas de la época en Europa, le ofrecieron ser primer violín, y en ambos casos rechazó esa posibilidad, para finalmente decidirse por regresar a nuestro país.
Cabe citar que esta charla es parte de las actividades que la Secretaría de Cultura desarrolla a través del Instituto Potosino de Bellas Artes Julián Carrillo, cada día 13 de mes, en ocasión de que este año ha sido dedicado a su memoria, y en esta ocasión en colaboración de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades se organizó el coloquio antes mencionado, que incluyó una serie de conferencias sobre la vida y obra del creador del Sonido 13