La Leyenda de los Compadres del Sótano de las Huahuas
Está es una leyenda de la Huasteca Potosina, la cual ocurre en el Sótano de las Huahuas, uno de los tantos pozos naturales con los que cuenta la región.
La historia dice así:
Dos compadres se encontraban caminando cerca de la boca del Sótano de las Huahuas, cuando uno de ellos decide decirle a su compañero que había algo que le quería mostrar y que había en ese lugar. Generalmente las personas originarias de la zona evitan acercarse a estos lugares si no es estrictamente necesario, temen tanto caer que incluso solo acompañan hasta cierto punto a los turistas, por lo que el compadre se negaba a asomarse a aquel enorme agujero.
De tanto insistir uno de los compadres convenció al otro de asomarse, asegurándole que él lo sujetaría de las piernas para evitar que cayera al pozo, por lo que este acepto.
Una vez que el inocente compadre se asomó confiado de que su amigo lo detendría, recibió la peor de las traiciones y sintió como su compadre con sus propias manos lo lanzaba hacia adelante para caer al pozo, gritando este tan fuerte hasta que se perdía su silueta de lo profundo que está.
El mal compadre pensó que ya había acabado con la vida de su compañero, pero la verdad es que este cuando comenzaba a llegar al fondo sentía como una espesa neblina aparecía y su velocidad se desaceleraba poco a poco hasta caer lentamente al fondo de aquel pozo.
Una vez abajo del Sótano de las Huahuas, un niño con aspecto extraño se le apareció y le dijo al compadre que no tuviera miedo, que lo acompañara con alguien que lo iba ayudar.
Caminaron por unos 10 minutos entre espesa maleza hasta llegar a la boca de una cueva y es que el sótano es tan grande que fácilmente puede contener un selva más pequeña dentro de sí. En la boca de la cueva encontró un anciano de aspecto muy pulcro, de mirada serena y que aparentaba tener miles de años. Además estaba acompañado de un sapo del tamaño de una persona con indumentaria femenina.
El anciano le invito a sentarse, y se señaló una serpiente gigante, la cual de inmediato se enrosco para servir como asiento para el compadre. El anciano le volvió a reiterar que no tuviera miedo y que él lo ayudaría a salir.
-Mira, tú estate tranquilo, todo va estar bien, toma de esta agua y te sentirás mejor
Y en efecto aquella agua que resultaba tan refrescante, le había curado todas las dolencias que llegó a tener con el paso de los años.
-Yo te voy a ayudar a salir de aquí. Tu compadre ahorita se casó ya con tu mujer, yo te voy a decir cómo salir pero debes prometer que no le harás daño y en cambio te voy pedir que hagas algo cuando salgas de aquí.
El hombre confundido no le quedó más que aceptar el trato y cuando estuvo listo le dijo al anciano que estaba listo para irse de ahí. El anciano le dijo al niño que lo condujera por una de las salidas, así el hombre siguió al niño a través de una cueva.
La cueva era muy larga y estaba además acompañada por un río, sin embargo el niño y el compadre siguieron caminando por varios kilómetros hasta que el niño le indicó que el ya no podía seguir, pero que el anduviera a pesar de lo oscuro, de lo frío y lo húmedo, así hasta que viera luz. El hombre obedeció y finalmente salió de una cueva a unos cientos de kilómetros del Sótano de las Huhuas.
El hombre regreso a su casa, pero notó que todo estaba muy cambiado, como si ya hubiera pasado mucho tiempo, pero eso no podía ser posible pues el solo se ausento unos cuantos días. Cuando tocó a la puerta se dio cuenta que lo que le había dicho el anciano era cierto, su compadre estaba ahora con su mujer pues este le abrió la puerta, pero fue tanto la impresión del compadre que este murió.
Finalmente el hombre se contentó con su esposa contándole lo sucedido, por lo que la mujer le señaló que hiciera caso a lo que aquel extraño espíritu le había pedido. Así el hombre en una parcela de tierra y en cada una de las esquinas enterró una mazorca de maíz, mientras que en el centro de la parcela lo hizo junto con un corazón de un pollo sacrificado, finalmente sembrar lo que quisiera el hombre. A los cuantos días comenzó a germinar milagrosamente lo sembrado, además de dar una muy buena cosecha. Desde entonces él le enseño a su familia el ritual que aquel anciano le enseño, de cómo agradecerle a la tierra por los regalos que le da al hombre.
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