La leyenda de las Carreta de la Muerte
En San Luis Potosí, ciudad fundada por una Villa Española y 7 Barrios Indígenas está llena de leyendas e historias, entre estas creencias colectivas se identifica un fenómeno sobrenatural que se puede incluso repetir en varias partes tratándose de un mismo hecho o varios, producto de la cultura popular y ese es el de la Carreta de la Muerte.
Hoy en día ya no se escucha más, muy poca gente las ha visto y es que al parecer la paz de la noche en la ciudad se interrumpe por el paso de algún vehículo, paz que muchos dicen es la condición para que sucedan estos fenómenos y en especial el de las carretas fúnebres. Pero no hace más de 50 años aún era común escucharlas y hasta verlas.
Al parecer estás pasaban cada que una persona moría en diferentes partes de la ciudad dependiendo de donde era el difunto, no se sabe si es era una sola o eran varias las carretas al servicio de la muerto, pero lo que sí concuerdan los abuelos es que están sólo pasan o se escuchan cuando alguien había muerto sobre todo fatídicamente. Solían atravesar de sur a norte por la ciudad, pasando por el puente del Río Españita en lo que ahora es Constitución, para luego llegar hasta San Sebastián y dar vuelta rumbo a la calle de Independencia, ahí seguía rumbo al norte atravesando el Río Santiago por el puente que ahora se le conoce como “la curva” hasta perderse rumbo al Saucito (aún no existía el cementerio).
La carreta era jalada por dos percherones negros, un jinete al cual no se le podía ver el rostro en la oscuridad de la noche y un cargamento que al parecer estaba conformado por cadáveres.
Generalmente cuando pasaba esta carreta, se les daban indicaciones a los niños de no asomarse a las ventanas. Esto podría tratarse de una historia para asustar a los más traviesos, pero aquellos que recuerdan estás indicaciones señalan que si se escuchaba el relinchar de caballos y el sonido de un carreta avanzando a toda velocidad.
Personas dicen que sus padres les cuentan que quienes llegaron a ver la carreta, sentían un escalofrío que les recorría todo el cuerpo, aunque la carreta pasara a toda velocidad sin detener su paso.
Datos históricos señalan que efectivamente las carretas abiertas eran usadas para transportar cadáveres, sobre todo cuando el cuerpo no era reclamado o una extraña plaga asolaba la ciudad. El traslado de cadáveres se realizaba por las noches para evitar que contagiaran a las personas por el día, además de las horribles imágenes de ver una persona muerta en esas condiciones.
Algunos cuentan que aún de vez en cuando se escucha el eco perdido del andar de una carreta sobre la Av. Constitución a la altura del Hospital Militar, así como en el puente de Damián Carmona.
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