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El ascenso patrimonial de Lidia Nallely Vargas: Entre la política y la polémica

La diputada plurinominal enfrenta cuestionamientos sobre su crecimiento patrimonial

Lidia Nallely Vargas Hernández, beneficiada en dos ocasiones por el sistema de asignación plurinominal de su partido, Morena, ha visto un cambio radical en su situación patrimonial desde su incursión en la política. Su caso, que combina la fortuna política con acusaciones de conducta inapropiada, plantea interrogantes sobre la transparencia y la ética en el servicio público.

Al revisar su declaración patrimonial, disponible en la Plataforma Estatal de Transparencia de San Luis Potosí, se revela un crecimiento patrimonial notable. Entre 2018 y 2021, como diputada federal, reportó ingresos netos anuales de 1 millón 67 mil 401 pesos. Durante este período, adquirió un automóvil Koleos Renault 2020 y dos propiedades en Villa de Pozos y el Fraccionamiento Ricardo B. Anaya, con un desembolso total de 2 millones 699 mil 762 pesos, una suma que supera sus ingresos declarados sin considerar otros gastos vitales.

En 2022, ya como diputada local, Vargas Hernández amplió su cartera inmobiliaria con una tercera propiedad, esta vez a crédito, en el Fraccionamiento Puerta Natura, con un valor aproximado de 1 millón 900 mil pesos, compartiendo la propiedad al 50% con César Francisco González Viera, quien aparece ligado a ella en más de un aspecto.

Las acusaciones no se limitan a su crecimiento patrimonial. Gabriela González Viera, suplente y exasesora de Vargas Hernández, ha denunciado públicamente que la diputada retenía la mitad de su salario, además de involucrarla en conflictos personales y profesionales posteriores a su relación sentimental con César Francisco González Viera.

Estos hechos han alimentado el debate sobre la responsabilidad y la integridad en la política, particularmente cuando los cargos públicos se obtienen a través de métodos no convencionales como rifas o tómbolas. Mientras Vargas Hernández se prepara potencialmente para buscar nuevamente una diputación federal, el escrutinio público y las preguntas sobre su enriquecimiento patrimonial y prácticas laborales continúan generando controversia.

El caso de Lidia Nallely Vargas Hernández resalta la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en el servicio público, elementos cruciales para mantener la confianza en nuestras instituciones democráticas y asegurar que la política sea un espacio de servicio a la comunidad, no de beneficio personal.

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