OPINIÓN

La soga al cuello: La gente open mind

Nada sabe tan grato como una caricia después de un madrazo. @gandhiantipatro

 

Incrustados en la filosofía consumista navideña me mantengo heroico, sin caer en la euforia del mexicano promedio, siempre propenso a gastar lo que no tiene, al fin y al cabo que: “Dios proveerá”. Pero Dios no siempre está ahí para cuando se ofrece un “gustito”, la mayoría de las ocasiones hay que venderle el alma al diablo, pasar la tarjeta y casi en el momento en que se digita el nip, sentir como algo se quiebra y después, nada volverá a ser igual, a partir de ese momento un ejército de gestores de pago le recordaran cada determinado periodo de tiempo que les pertenece y que no es posible escapar.

 

La verdad es que los mexicanos somos harto novedosos y convenencieros, nos encantan las ofertas, las luces, abrir la envoltura, jugar un rato y olvidarnos del objeto del deseo. Así de efímera es nuestra satisfacción, después, como buenos acumuladores llenamos los rincones de cosas nuevas inservibles y hasta las bolsas donde vienen envueltos los regalos, les damos un destino provisional, aunque posblemente estarán ahí sobre un ropero hasta el fin de los tiempos.

 

Las deudas también es posible acumularlas, pero llegará un momento en que esa montaña de porquería será tan grande que caerá sobre nosotros derrumbando todos nuestros sueños e ilusiones. La gran depresión nos llega aunque sea de forma individual, el mercado se contrae porque perdemos poder adquisitivo y no podemos acceder a nuevas formas de crédito e inevitablemente caeremos en una recesión que afectará las proyecciones futuras del sistema financiero.

 

Obviamente nuestra calificación disminuye y ello afectará los instrumentos crediticios a los cuales poder acceder y de forma contingente tal vez tengamos que hacer una reestructuración e imponer medidas de disciplina financiera. Para ese momento el fondo monetario internacional tendrá las claves de nuestras cuentas bancarias, será dueño de la hipoteca y nos obligará a tener siempre una reserva en dólares por aquello de las fluctuaciones que podrían afectar la estabilidad de nuestra frágil moneda.

 

El gobernador Ricardo Gallardo Cardona recibió un gobierno con mala calificación, endeudado y con múltiples compromisos adquiridos con sindicatos y demás entidades público privadas. Juan Manuel Carreras fue un pésimo administrador, su gobierno anodino administró la miseria y pagó los mínimos, amplió la deuda y le jugó al tío Lolo con créditos quirografarios. Igual que un ratón en medio de una inundación, en los últimos días de su gobierno perdió la compostura y trataba afanosamente de rescatar algún negocio turbio como el pago de unas cámaras de video vigilancia que sin el software no servían de nada y que seguramente todavía hoy no funcionan o no se Instalaron.

 

En este desorden político imperante la ciudadanía se encuentra inerme, acaso distante de los círculos de relaciones donde se toman las decisiones que afectan a todos. Pero nos comportamos igual que nuestros gobiernos, ¿o acaso será viceversa?, tal vez los gobiernos son un reflejo de la sociedad de la que emergen, irresponsables, derrochadores, mal administrados. Ricardo Gallardo Cardona se encuentra en una encrucijada, ¿manejo responsable de la deuda a costa de menores acciones sociales y de infraestructura o excesivo gasto en publicidad y divertimento?

 

La verdad es que no sé nada de J Balvin pero por Shakira si antoja ir a dar una vuelta a las instalaciones de la FENAPO. El gobernador conoce bien a su pueblo mitotero, sabe que les encanta armar boruca a la menor provocación. El tipo es un personaje popular, construyó su carrera política a fuerza de hastío, no es un gran orador pero sus acciones son más elocuentes. El prefiere que sea un artista famoso o un deportista admirado quien haga el resumen de su vida. ¿Porque tendría que ser distinto?

 

 

Quién sabe medir el pulso ciudadano sabe que la gente está satisfecha porque de cualquier forma no esperan nada extraordinario de ningún gobierno, así que lo que escurra es miel, ya sea una despensa, o un artista famoso en la ciudad. El 2022 se aproxima a su fin y si se compara con cualquier año del eterno sexenio de Juan Manuel Carreras pues evidentemente que la diferencia es abismal. El Pollo Gallardo arrojó la casa por la ventana pero la pregunta es: ¿tendrá la fórmula mágica para mantener el ritmo auto impuesto?.

 

Desde Matehuala me llegan referencias de que el parque que construye gobierno del estado supera las expectativas y trae un buen ánimo gallardista de la gente del populacho que al final son la mayoría, Juan Manuel Carreras lo prometió y si acaso construyó una barda perimetral y colocó un portón. Carreras dejó la vara muy baja y el gobernador no desperdicia oportunidad para aumentar su popularidad en influencia. Ya solo falta que el alcalde matehualense se vaya al partido verde como el de Santa María del Río, los dos panistas, pero quieren relegirse.

 

Que no les sorprenda si para el 2024 hasta Enrique Galindo Ceballos hace mancuerna con el gallardismo, en términos de rentabilidad electoral tienen lo necesario para asegurarse triunfos importantes, puede que el Partido Revolucionario Institucional sea un partido decadente y casi inservible pero aún tiene esas pequeñas cantidades que son la diferencia entre la gloria y el infierno. Y más aún si Octavio Pedroza Gaitán persiste en su empeño de amagar con buscar la candidatura a la alcaldía capitalina.

 

Lo más probable es que el nuevo combo sea las dos “G”, Galindo y Gallardo friends forever. No creo que en aras de conservar sus privilegios tengan algún tipo de escrúpulo que les impida conservar la sonrisa perfecta, la mirada prístina y la pose de galán de boutique. Por el contrario, con ese par la creatividad no tendría límite y el costo de las campañas se reduce, además, creo que en la reforma electoral se dejaron las campañas como en tres semanas.

 

Octavio Pedroza por su parte ha pasado ya el punto de no retorno, quizás la marcha que ha iniciado lo conduzca a la ignominia y a su hermano Daniel a la cárcel, pero hay que reconocer la necedad y obcecación en alguien que debería estar en su casa lamentando la funesta derrota en el pasado proceso electoral. Quién sabe quién será la pulga en la oreja de Octavio Pedroza que lo está incitando a revolcar las aguas mansas. Quizás en la turbiedad aparezcan los secretos y los agravios ya casi olvidados, cuando se asiente el sedimento.

 

@gandhiantipatro

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