OPINIÓN

La soga al cuello: Los buitres

La popularidad es la cuñadita guarra del prestigio.

Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia).

 

La pandemia (de la que aún no hemos salido) nos ha hecho replantear nuestra visión del futuro. La incapacidad de los sistemas de salud para hacer frente a una emergencia y la ineficacia de las autoridades para reaccionar y organizar a los ciudadanos. Antes uno pensaba en su pensión; el fondo de ahorro para el retiro; la importancia de tener un bien inmueble propio que le diera seguridad y certeza jurídica a la familia en caso de morirse antes del tiempo programado; el seguro de gastos médicos mayores y hasta los servicios funerarios con todo y plañideras incluidas. Pá que se note que a uno lo querían más que a Chespirito.

 

Cualquier enfermedad grave es capaz de consumir cualquier patrimonio construido a lo largo de una vida en cosa de semanas si se atiende en un hospital privado. Él negocio de la salud y los medicamentos es de lo más lucrativo en este país tan desigual. Por eso ahora los clase media se meten al IMSS como derechohabientes, aunque tengan que soportar todas esas costumbres que los de las clases bajas ya están acostumbrados, como esperar turno, aceptar que le cambien la cita con el especialista para dentro de tres meses y pagar sus propios estudios clínicos previo a una cirugía, porque de someterse al tortuoso proceso burocrático, ya cuando les toca su intervención quirúrgica mejor que les hagan una autopsia.

 

Es tal la visión mercantilista de la medicina privada que en los hospitales te venden hasta el agua, y están pensando seriamente en cobrar el aire que se respira en los pasillos y la sala de espera, solo necesitan justificarse jurídicamente y documentar el proceso de purificación. Los especialistas dejaron de ser una carga para el hospital, inventaron un modelo perfecto y que deja en el limbo jurídico la parte más importante de la atención médica en el mundo, el diagnóstico. Hasta el doctor House le hubiera tocado estar en una torre médica y habría rentado el quirófano al hospital Lomas o los Ángeles.

 

Y en los hospitales privados donde aún tienen especialistas asalariados está peor, ganan mejor que los del Doctor Simi, pero les ponen cuotas mensuales de cirugías, así que puede ser que llegue un paciente con esguince de primer grado y termine con una operación de tobillo y peroné. La gente rica se siente bien atendida y confía en una institución que no fue creada bajo principios de nobleza, amor y responsabilidad. Son un negocio y si no le sacan los ojos a los clientes estarían fallando a los inversionistas. Galeno, Hipócrates y Asclepio (Esculapio en la tradición romana) deben estar muy avergonzados de lo que se convirtió la profesión.

 

Incluso los médicos de ahora ya no tienen la misma mística de antaño, pocos son las honrosas excepciones, conozco de un oftalmólogo que opera (cuando la ocasión lo amerita) sin cobrar sus honorarios, más que los gastos del quirófano y los medicamentos y el personal que lo asiste. Es un tipo extraño, con compromiso social y político del ala radical. Vive de una forma modesta y no ve su profesión como una forma de enriquecimiento.

 

Caso contrario el rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Alejandro Javier Zermeño quien posee desde hace años un negocio particular que se especializa en cirugías láser. El dueño de Visión Láser conoce de primera mano los estudios que desde hace años demuestran que ese tipo de cirugías no sólo no resuelven el problema a largo plazo, sino que además deteriora el órgano ocular. Zermeño vende vanidades, cirugías láser para personas que quieren dejar de usar lentes. Aunque solo será momentáneamente, porque más temprano que tarde volverán las antiparras.

 

Que por cierto, el rector Zermeño aparece en un sondeo divulgado recientemente y se encuentra ubicado en el lugar 25 del ranking nacional y con un promedio de aceptación de 39 %. Para un narcisista enamorado de su propia voz debe ser difícil toparse con la realidad, no pasa por su mejor momento. Cuando Zermeño arribó al poder despertó muchas expectativas porque derrocó al grupo hegemónico que ha controlado la “máxima casa de estudios” por décadas. Sin embargo, no aguantó ni la primera quincena y ya se había arreglado con la mafia del poder, con aquellos que juró combatir y acabar con sus privilegios. Zermeño ya parece el albacea de la herencia de Jaime “el loco” Valle Méndez.

 

En estos tristes tiempos donde la vida está monetizada y la popularidad se mide en likes, el rector de la UASLP no tiene nada que hacer frente a la fuerte presencia del gobernador José Ricardo Gallardo Cardona en las redes sociales, y sale a colación porque últimamente lo trae muy vilipendiado. Que si le escatima los recursos provenientes de la federación y retenidos contra toda lógica es una cosa, que le haga cuentas y le exija a cambio de liberar las participaciones federales que aumente la matrícula no es muy usual, pero el gobernador tiene olfato, y si de verdad le interesa meterse de redentor, va encontrar un ambiente muy cargado en contra del grupo de bufones que rodean al rectore no binarie.

 

Y es precisamente la comunidad académica universitaria la que ha padecido los embates del rapaz negocio de la salud del que su rector es un claro ejemplo. Como muestra quedó el triste caso del director de la facultad de derecho quien agotó el límite del seguro de gastos médicos mayores que tiene predeterminado el contrato que la UASLP adquirió para sus maestros de tiempo completo. José Abraham Oliva Muñoz dedicó su vida a la cátedra universitaria y llegó al nivel de maestro de tiempo completo. La consumación de su carrera universitaria precisamente fue a la edad madura, como un reconocimiento a su trayectoria fue electo director de la facultad de derecho.

 

El caso Oliva dejó expuesto que en casos de enfermedades graves como cáncer o COVID (como fue el caso del extinto director) a cómo están las tarifas de los hospitales privados más les vale reponerse en no más de diez días, porque de lo contrario la aseguradora contratada por la UASLP los va abandonar, el rector se va encoger de hombros y la familia hará un intento vano de mantenerlo en ese nivel de atención, pero lo único que lograrán será agotar el patrimonio familiar y al final, tendrán que aceptar ser trasladados al ISSSTE o al IMSS donde es muy probable que fallezca el paciente, como fue el caso del maestro Oliva Muñoz.

 

Por eso los burócratas del gobierno del estado le lloran al IMSS, ahora que el gobernador anunció la suspensión de esa conquista laboral, porque además hay que agregarle que el límite superior del servicio médico privado tiene un monto para los asegurados y otro para los familiares que son dependientes económicos, ese se va agotar más pronto. Total que los que nunca pierden son los hospitales privados, los laboratorios que prestan servicios que las entidades públicas no pueden proporcionar por lo costoso de los equipos. Aunque después termine pagando el triple del costo del equipo en servicios subrogados.

 

Urge legislar, nadie se mete a revisar los precios de los servicios que proporcionan los hospitales privados y si efectivamente equivalen a las tarifas que tienen. Si me salen con que hay una comisión integrada por ellos mismos con algún “oidor” de las secretaría de economía y un “veedor” de la secretaría de salud y que ellos se auto regulan conforme a sus códigos de ética, ahora que sí que como dicen los jóvenes de ahora: CHSTPM.

 

@gandhiantipatro

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