OPINIÓN

La soga al cuello: La carne de cañón

La crueldad es esencial para conservar el poder. Sin crueldad puedes parecer débil, y los adversarios se aprovechan de ello. Es como con los perros: el que gruñe más fuerte se convierte en el macho dominante. Roberto Saviano.

 

A veces, es cosa de suerte, o más bien, de mala suerte. Sin embargo, cuando una persona decide involucrarse en actividades poco éticas, inmorales o simplemente de dudosa condición legal, sabe (o al menos supone) perfectamente que en algún punto la cuerda se va romper y él/ella caerán inexorablemente por un precipicio que los llevará inevitablemente a la ignominiosa privación legal (en el mejor de los casos) de su libertad. Esa es una de las razones morales por las que los mexicanos no logramos percibir cómo el mundo nos observa. Porque somos inmorales.

 

La hipocresía de los mexicanos está presente en casi todos nuestros actos, la falsa cortesía, la palabra educada y casi servil, el doble rasero para medir la dimensión y posibles consecuencias del pecado de omisión, -falta de empatía le llaman ahora. Mi abuela decía que “entre menos burros más olotes”, -qué razón tenía. Lo que imaginan los países europeos o asiáticos es que somos una sociedad distópica. El país del “sálvese quien pueda”. Son sociedades complejas del capitalismo moderno que deberí?n entender por lo menos que somos una consecuencia lógica de las políticas neoliberales.

 

Claro que ya más de uno levantó la ceja, no me refiero a ustedes queridos lectores, si no a los posibles destinatarios hipotéticos que al igual que nosotros (los ciudadanos) estamos expuestos por las determinaciones de nuestros gobiernos. El ciudadano común europeo que paga impuestos, respeta la ley y está informado de lo que pasa en el mundo, no se siente de ninguna manera responsable de nuestra desgracia. Nadie que vive en el primer mundo lo piensa, ni siquiera esos estadounidenses que conviven más con el crimen común y la guerra por el control del monstruoso mercado de las drogas en EEUU.

 

En México hay un estado de guerra por el control de las rutas para proveer al mercado americano y ahora, por el de la distribución local. Así es, los mexicanos antes transportaban la droga hacia el norte y ahora ya se queda aquí, lo cual abre un gran abanico de posibilidades. El efecto de las políticas neoliberales dictadas desde muy lejos de nuestras fronteras en la era globalizadora trajeron consigo las tácticas de la sociedad del rendimiento y el capitalismo más atroz. La competencia como mecanismo potenciador del mercado de consumo.

 

O sea, en el piso, el callejón o la plaza pública los carteles de la droga se disputan a los consumidores con las mismas estrategias que las cerveceras o los emporios refresqueros se arrebatan el territorio. Engatusan propietarios de puntos de venta importantes y espacios de distribución, reclutan ejércitos de promotores y constituyen redes inmensas de distribución que constantemente están en crecimiento y si no lo hacen, son relevados y sustituidos por personas con mayor ambición. En la sociedad del rendimiento sólo los más audaces e inteligentes sobreviven.

 

Un día cualquiera en el municipio conurbado a la capital Soledad de Graciano Sánchez un comando bien equipado realiza una agresión en contra de un depósito de cerveza, resulta ser una bodega con capacidad para almacenar gran cantidad de producto. En la refriega no sólo es incendiado el lugar y se utilizan más de 500 cartuchos de armas de grueso calibre, sino que además, aparentemente son sustraídos algunos sujetos dentro de los cuales, hay un adolescente por el que ahora una madre llora. Emmanuel tiene 17 años y está desaparecido desde el día del ataque al depósito de cerveza – vinatería y es una más de las víctimas involuntarias de los mecanismos de control que el sistema capitalista tiene para regular el mercado.

 

En el supuesto de que el joven desaparecido estuviera vinculado al ataque al negocio de vinos se encuentra en riesgo inminente de perder la vida desde el instante que se perdió contacto con él. El fiscal general del estado, siempre oportunista para denunciar a la prensa detalles de asuntos relevantes se guardó a expensas de una instrucción superior, pero tampoco realizó alguna acción determinante y eficaz en relación a la búsqueda del joven menor de edad. Días después de que la madre del menor hiciera el ruido suficiente en redes sociales apenas se comienzan a tomar las primeras acciones tendientes a la ubicación de Emmanuel.

 

Moralmente la sociedad se vacuna con prejuicio, “seguro estaba metido” dirán aquellos que no precisan de encontrar una causa al problema, porque en su ignorancia se sienten ajenos al problema. Siendo honestos, nadie cree que su hijo, su hermano o su padre se va colocar a centímetros de la muerte o se comenzará a meter por la nariz y las venas lo necesario para escapar del agobio de la vida moderna, la depresión o la sensación de miseria que tienen miles de jóvenes potosinos.

 

No se trata de criminalizar al joven ausente, tampoco de exculparlo de una posible comisión de algún delito al colaborar conscientemente con determinada organización criminal. Se trata de generar modelos de intervención comunitaria para identificar con certeza plena porque los jóvenes del 2023 en la ciudad de San Luis Potosí consumen drogas y algunos inclusive sueñan con pasar de halcón a sicario, obtener un ascenso pues.

 

Es menester establecer cuál es la participación de los padres en ese proceso cultural que adentra a los jóvenes en la “vida buchona”. No necesariamente tendrían que ser partícipes activos en las condiciones generadoras de un posible delincuente, pero sí podrían ser parte de la solución si tuvieran oportunamente la información necesaria y la asesoría de alguna entidad pública con la suficiente información y el personal capacitado.

 

¿Cuántos más como Emmanuel se encuentran en situación de vulnerabilidad y posiblemente a punto de convertirse en colaboradores activos de la delincuencia organizada?

 

¿Qué está haciendo el estado para diseñar políticas públicas, identificar zonas de riesgo, obtener información útil, actualizada y con estándares confiables?

 

¿Por qué no existe una acción coordinada no sólo entre niveles de gobierno, también dentro de los ayuntamientos y el gobierno estatal para establecer directrices tendientes a ubicar y combatir la inserción adolescente en las pandillas criminales?

 

¿Y por último, que está haciendo la sociedad para evitar ser víctimas y aportar los soldados a las milicias del crimen organizado?

 

Es obvio que todo el aparato del estado y la sociedad hemos fallado, porque nuestro error es asumir que la tragedia ajena, es lejana, que los errores del otro, jamás serán los nuestros y en ese juego estúpido de la negación colectiva las masas se privan de la retroalimentación. Información valiosa que podría salvar vidas.

 

Sea pues. A nadie le importa Emmanuel, solo a su madre que lo buscará afanosamente y nunca perderá la fe, como sí lo había perdido de vista.

 

@gandhiantipatro

 

 

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