La soga al cuello: El deprimido
Cuando las cosas van mal, la gente suele culpar al presidente, esa es una de las cosas por las que se le paga al presidente. Dwigth Eisenhower.
Para ser la ciudad del Sí, hay demasiada negatividad en el ambiente, se respira un aire fétido, y no es propiamente por la polución, aunque en algo contribuye a enturbiar la atmósfera de este microcosmos urbano. Urge que ya llegue la Feria Nacional Potosina, casi un mes de jolgorio y francachela deberían ser suficientes para evadirnos de la realidad lacerante y perturbadora. San Luis Potosí es la ciudad # 50 más violenta del mundo. Desafortunadamente le toca coincidir con las corporaciones policiacas menos capacitadas, más corruptas e ineficientes de México. O sea, como decía mi abuela : estamos jodidos todas ustedes.
Para el alcalde de la ciudad Enrique Galindo Ceballos han sido días ajetreados, con la crisis hídrica que vive un gran sector de la periferia por los constantes fallos en el acueducto que traslada el agua de la presa El Realito y la objeción por parte de un grupo de ciudadanos a la construcción de un paso vehicular en la zona colindante con la iglesia del “Saucito”. Hace algunos días se resolvió el recurso jurídico que contra la construcción del puente habrían promovido algunos supuestos vecinos del área que será impactada por el desarrollo de la obra. Los dos casos requieren autoridad, voluntad y diplomacia.
Sin duda el proveer de agua potable a miles de hogares que se encuentran dentro del área de impacto del acueducto el Realito es algo para lo que no se estaba preparado, y mucho menos después del desmantelamiento de la red hidráulica en la zona desde que se hicieron las modificaciones, se creyeron que no iban a ser necesarios los pozos y sacaron las bombas para utilizarlas en otro lugar o para hacerlas perdedizas en los almacenes y venderlas como chatarra. Ahora el ayuntamiento tuvo que adquirir nuevo equipamiento para echar andar los viejos pozos y también para los nuevos que se han perforado en tiempo récord, eso tampoco debería darnos gusto, puesto que si bien resolverá de manera inmediata la contingencia, también contribuirá a la sobreexplotación del acuífero.
Enrique Galindo se ha mostrado prudente ante los llamados al conflicto, ha sido prudente a pesar de los rudos (y constantes) juicios de valor que hace el gobernador Ricardo Gallardo Cardona. Amén de los constantes ataques, (incluso personales) el presidente municipal ha sido cuidadoso de que ni siquiera personal de confianza o funcionarios municipales respondan con la mínima declaración, y el mismo se cuida hasta de que el tono de voz no parezca agresivo, para algunos el estilo Galindo es cobardía, para otros, es inteligencia y la filosofía del Sun Tzu al máximo. El tiempo lo dirá.
Alguien ha estado desinformando maliciosamente al gobernador, después del resbalón sobre el tema de un préstamo adquirido para garantizar la aportación de una cantidad similar del gobierno federal. Los 75 millones para obtener la bolsa de 150 fueron aprobados por la junta de gobierno del INTERAPAS donde además se integran las alcaldesas de los municipios de Cerro de San Pedro y Soledad de Graciano Sánchez. El dinero ya se gastó y el crédito se pagó también. Quién sabe cómo se la contarían al gobernador que tuvo un exabrupto algo desproporcionado, total que hasta denuncia en el SAT (por sabrá Dios qué omisiones) según se divulgó en los medios oficiales. Nada sucedió. En todo caso quién podría haber detectado y sancionado la falta administrativa sería la Auditoría Superior del Estado.
Estamos a un año de la elección presidencial y el gobernador está obsesionado con el control absoluto, quiere resolver hasta la lista de diputados plurinominales de sus adversarios. Pero ni siquiera en Morena están dispuestos a someterse, aunque su voto histórico sea muy pobre, ellos no están viendo las cifras de la elección 2021 como los verdes, los morenos sueñan una avalancha como la del 2018. Andrés Manuel López Obrador se llevó a cuestas a muchos personajes insignificantes que todavía hoy, aún después de haber sido diputados, son unos completos desconocidos.
Ricardo Gallardo es un político audaz, pero no precisamente reflexivo, tiene gran popularidad y su forma de conectar con personas de estratos sociales bajos es natural y dinámica. Es un candidato profesional pero será todo un dilema para él ser autoridad y no poder intervenir abiertamente en el proceso electoral. Su necesidad de atención; querer trascender más allá de su periodo; el deseo de fundar una dinastía que gobierne el estado; tener un dominio absoluto del espectro político; y… algún día ser presidenciable. Podría perder de vista que la lógica del poder es postergar el privilegio y para que un clan se mantenga fuerte es necesario tener asabiya. Y sus huestes solo viven por y para él.
Enrique Galindo por su parte solo quiere sobrevivir y sobrellevar el poder, no es un enemigo para la gallardía, por el contrario, ha sido su mejor aliado. El gobernador se comporta como el bravucón de la escuela y el alcalde parece el niño gordo del salón al que siempre despojan de su lonche. Alguien debería decirle al jefe del ejecutivo que de vez en cuando una palabrota suena jocoso, pero utilizar el léxico vulgar como lenguaje institucional puede resultar contraproducente, porque si consideramos el imperativo categórico kantiano el día de mañana todos podríamos estar hablando igual, al gobernador, al obispo y a la beata de la colonia. Y quizás entonces no será tan gracioso.
El punto de inflexión entre los dos estilos de gobernar será en el deprimido del Saucito, si al gobernador se le hubiera atravesado una treintena de personas que no querían el puente atirantado de la carretera Rioverde seguro se les hubiera atravesado un tolete antes que un micrófono de prensa. Por su parte el alcalde quiere privilegiar el diálogo, igual también por vergüenza porque su operativo nocturno para el arranque de obra fue un fiasco. El saldo fueron varios policías municipales heridos y algunos vehículos dañados.
Hay demasiadas manos interviniendo para que el proyecto fracase, independientemente de si quieren restarle aplausos a Enrique Galindo lo cierto es que la ciudad necesita obras como el paso a desnivel del Saucito. No puede ser un puente porque afectaría el entorno urbano y la perspectiva donde la iglesia es el punto de referencia dominante. Los principales opositores son los propietarios de una tienda de abarrotes, un molino de maíz y una sucursal de la paletería “ la michoacana” que vende aguas frescas, nieves y paletas de hielo. Según el ayuntamiento tiene un programa para compensar las pérdidas de los negocios mientras dura la ejecución de la obra. Entonces resulta incomprensible la cerrazón de una treintena de pobladores del lugar para impedir la construcción de la obra. Miles de potosinos que tardan treinta minutos en promedio en atravesar esos tres semáforos agradecerán el sacrificio de los vecinos del Saucito.
La ciudad es de todos, igual los habitantes de las terceras pueden disfrutar del parque tangamanga I aunque le quede más cerca el II, los vecinos de la colonia satélite igual pueden utilizar el puente de la glorieta de la familia y los fifís de las Lomas puede atravesar de 20 de noviembre a la colonia popular gracias al puente Miguel Valladares. No es extraño entonces que siendo de interés común la construcción de una obra que agilice la cada vez más complicada movilidad de las ciudad cause cierta controversia, incluso aunque genere molestia a los vecinos. Corresponde a la autoridad hacer menos doloroso el tránsito de los afectados durante el tortuoso periodo de tiempo de edificación.
Puede ser que además existan intereses políticos en afectar el trabajo del ayuntamiento y se están invirtiendo recursos humanos y económicos para evitar que Enrique Galindo y su equipo puedan erigir esa obra tan necesaria, ahí es donde veremos de qué están hechos, la ciudad les paga un salario precisamente para eso, para cuando las cosas se complican, encuentrar una solución, por muy dolorosa que sea.