La soga al cuello: El pequeño gran dictador
La prueba de fuego del líder es la capacidad de reconocer un problema antes de que se convierta en una emergencia. John C. Maxwell.
¿Qué estará pasando en la universidad autónoma de San Luis Potosí que al rector Alejandro Javier Zermeño Guerra no lo calienta ni el sol? -y eso ya es demasiado. Continúan los días calurosos para una ciudad que muere de sed, pronto llegarán los días tormentosos y nos estaremos ahogando en la ignominiosa incongruencia de nuestras filias y fobias. En el valle de tangamanga las cosas (y las personas) se han vuelto rabiosas, imprudentes, incongruentes, impertinentes. Dicen que el calor y el hambre saca lo peor de las personas, será que nos estamos deshidratando pero la ciudad está muy enojada, la gente sale a la calle predispuesta al conflicto y es un infierno que hemos comenzado a trasladar a nuestra intimidad, la gente se grita en el desayuno, a la hora del ángelus y hasta saliendo de misa. La UASLP desde hace varias décadas es una universidad monacal, retrógrada y servil. Los distintos grupos políticos que han detentado el poder se beneficiaron de la condición sumisa del estudiantado y la complicidad de su base académica. Pocos son aquellos que se oponen a la corrupción imperante en la “máxima casa de estudios”.
Alejandro Zermeño llegó a la rectoría hace cuatro años con una manifiesta y aparente intención de cambiar las cosas, al menos eso esperaban los interesados. Propios y extraños sufrieron una decepción cuando se involucró con personajes vinculados con antiguas administraciones. El primer día de su gestión el rector Zermeño faltó a su palabra de combatir la corrupción que ha sumido la institución en la mediocridad. El principal operador político del rector es un personajillo que proviene del período de Mario Garcia Valdez, Jorge “el buchi” Mascareñas pasó de ser el mozo de la entonces secretaría particular Pilar Delgadillo, al asesor de confianza de Zermeño. Los primeros en sufrir los desplantes y hasta la rabia del doctor rector son los que lo acompañaron en la aventura de romper con la tradición de que el rector en funciones impone al sucesor. Afortunadamente para su causa el arquitecto Manuel Villar se “atolondró” y trató de cambiar la jugada en favor de Dolores Lastras en lugar de quien todos pensaban que sería el elegido, el secretario general Anuar Kasis. La estupidez del arquitecto rector provocaría el arribo del doctor rector.
Alejandro Zermeño logró la reelección sin contratiempos, la votación en el consejo directivo concluyó 43 a 15 en su favor, sin embargo, la candidata Guadalupe Briano Turrent logró poner nerviosos a los operadores del doctor rector, es inusual que en las elecciones un candidato alterno logre más de una decena de votos, máxime por el discurso disruptivo de la aspirante que rompió con la tradición sumisa de los sectores tradicionales dominantes. Aun así, Zermeño logró imponerse y con él, la camarilla que lo acompaña, encabezada por el nefasto secretario Federico Garza Herrera. Pero justo cuando todo parecía ir bien, un gesto autoritario del doctor rector encendió la llama de la inconformidad siempre latente en la UASLP. La elección de los directores el pasado miércoles 5 de junio ha provocado una serie de reacciones en la comunidad estudiantil que amenaza la tranquila marcha de los días. En un afán protagónico de hacerse pasar por demócrata presumió en entrevista a un medio local que no influiría en la elección de directores, y que se habían hecho reformas al estatuto orgánico para que sean los consejos técnicos de cada facultad y no el rector, quienes propongan la terna al consejo directivo. El artículo 82 pasó graciosamente por el arco del triunfo.
En el caso de la facultad del Hábitat el consejo técnico evaluó el desempeño de los auto propuestos aspirantes y dejaron fuera a la directora que buscaba la reelección, al parecer la mujer tiene pocos amigos y su deficiente trabajo se ha hecho notar. La terna se votó en tres ocasiones y fue rechazada su inclusión, al enterarse el doctor rector sustituyó una integrante y restituyó a la directora siendo reelecta por mayoría en el consejo directivo. Alejandro Zermeño mostró su rostro autoritario y dejó claro que le interesa más la complicidad de los directores que la opinión de los maestros y estudiantes representados en los consejos técnicos de las facultades. No importa si el director o directora a quien le brinda su apoyo está acusado por corrupción o por violentar los derechos humanos de los estudiantes, académicos y trabajadores de la UASLP. Al día siguiente el doctor rector se enteró que la facultad estaba retenida por estudiantes encabezados por la consejera alumna y envió al pelmazo secretario general a entablar un diálogo, lo acompañó la flamante directora recién reelecta, ahí se enteró que las instalaciones habían sufrido una toma desde un día antes de la sesión del consejo directivo y la directora Rosa María Reyes Moreno no informó ni al rector, ni al secretario Federico “el Pirrurris” Garza. Como dicen los jóvenes : que perro oso.
En la facultad de psicología también se reventó la cuerda con la imposición del director Sebastián Galán. El doctor rector no ignoraba la situación puesto que los estudiantes inconformes se manifestaron frente al edificio central de la UASLP mientras se desarrollaba la sesión de consejo directivo, colocaron letreros de repudio a la reelección del “Galán” de psicología, el personaje tiene fama de gañán, -y también de acosador. No es gratuito que las mujeres eran también las más rabiosas manifestantes, incluso cerraron la calle de Álvaro Obregón al paso vehicular. Con todas esas señales nadie fue capaz de advertirle al doctor rector que estaba por cometer quizás el peor error de su carrera política, para hacer un incendio basta una flama, el aprendiz de dictador ignora que todos los directores de la UASLP tienen una pésima imagen al interior de sus pequeñas islas de poder. El despotismo y la prepotencia con el que se conduce hasta el más pusilánime de los directivos universitarios ha ido acrecentando el rencor de la comunidad estudiantil y solo basta que alguien arroje la primera piedra.
El control político y financiero de la universidad se sostiene de alfileres, lo sabe la titular de la secretaría de administración de la UASLP Maria del Carmen Aranda Manteca quien ha presentado su renuncia en cinco ocasiones sin haber tenido éxito, a la mujer le preocupa más su prestigio que los privilegios. La falta de profesionalismo en algunas áreas y de decisión en otras, -como en el caso del secretario general- está por dar al traste con el destino de la máxima casa de estudios. Solo a un iluso se le ocurrió proponer en la segunda posición más importante de la UASLP al más patético fiscal de justicia en la historia de San Luis Potosí, ahora deberá pagar las consecuencias.