OPINIÓN

La soga al cuello: Después de la tormenta

detestable ahora oprime, después alivia como un juego, a la pobreza y al poder derrites como un hielo. O Fortuna.

Semana de informes de gobierno, mucho besamanos, aplausos hilarantes, elogios inmerecidos como vituperios en voz propia, breves y elocuentes expresiones histriónicas, la odisea de los triunfadores, abrazos, besos, piquetes de costilla y pellizcos en salva sea la parte, el culto a la personalidad en su máxima expresión. En esta gran puesta en escena, uno debe observar el esmero de los equipos de trabajo por hacer del resultado de un año de trabajo, algo digno de exponerse con fotografías, videos y un discurso plagado de frases hechas. Por otra parte, los informes ya forman parte del ideario cultural de los mexicanos que relacionan directamente el ejercicio del poder con el acto de rendir pleitesía ante el capitán de un barco pirata. Asistí a un desayuno con la prensa por parte del reelecto alcalde Enrique Galindo, alcalde de la capital, tipo amable, de trato afable, fruta, café y pan, tres chilaquiles con arrachera y un suspiro de frijoles, lo de menos fue el informe, que además, -debe agradecerse- el alcalde decidió por no hacer muy tedioso, más bien fue condescendiente y relajado, la tranquilidad que dan tres años más en el mismo jale, no importa si después de eso logra la osadía de ser candidato y gobernador. El futurismo político lo ubica en Morena, y el vato pues, le gusta dejarse querer, como alguna vez lo dije, no debe subestimarse a un encantador de serpientes.

 

El alcalde de la capital ni siquiera ha informado de sí habrá alguno cambios en el gabinete del ayuntamiento capitalino, algún enroque, ¿nada?. La verdad es que lo más seguro es que no habrá grande movimientos, si acaso la inclusión de alguna propuesta de la senadora Verónica Rodríguez ahora ya sin el lastre de Xavier Azuara, la dirigente estatal panista es como una Lupita Dalessio renovada, liberada, sin lágrimas, cantando aquella canción, “mentiras”. Se ha notado previo al brinco del trienio en el ayuntamiento de San Luis Potosí la mano de Verónica Rodríguez en los despidos de azuaristas que se encontraban ocultos en direcciones y asesorías, eran fáciles de identificar, por lo general, muy paletosos, zapatos brillantes y nalguitas apretadas. Corrían como ratas, pero las atraparon y las echaron del nido. Como diría mi abuelo, yo no juzgo a nadie. Lo que le haya hecho Xavier Azuara a su pupila para generar tanto odio seguramente tendrá mucho tiempo para lamentarse, porque subestimó la capacidad de resiliencia de quien fue su activo político más avanzado. Hace tres años las cosas pintaban distinto para el grupo azuarista, se sentían en la gloria, el mar se les hacía pequeño para echar una meada y la virgen les hablaba y la dejaban en visto. Muy posiblemente la senadora se re elegirá en la dirigencia del partido con el apoyo económico del maestro Galindo y mantendrá el control administrativo del partido. Mal que bien, es una granjita que todavía deja.

 

En el informe del gobernador Ricardo Gallardo tampoco habrá sorpresas, el personaje como siempre, desenfadado, aunque le duela la panza o le pegue el torzón, siempre sale con rostro sonriente y cara de no me dolió. Todo está bien, el estado está tranquilo, las necesidades se están atendiendo, falta mucho por hacer pero vamos en el camino correcto, se acabó la herencia maldita de los anteriores gobiernos y si alguna reminiscencia queda de mal servicio es producto de años de atraso y corrupción. La obra pública ni se diga, una inversión histórica, nunca jamás vista en la entidad, y vamos a continuar apoyando a la gente más necesitada con becas alimentarias, mochilas con útiles escolares, chips de teléfonos con internet gratuito y pistas de patinaje en diciembre, muchos artistas en primavera y un cartel lleno de cártel para la renovada feria nacional potosina. Habrá algunos cambios en su gobierno, pero no se asusten, posiblemente sólo serán enroques, reducciones de salario y degradación, cambios inútiles pero necesarios para conservar la buena marcha del estado. El súper secretario de gobierno José Guadalupe Torres exhibirá su sonrisa Colgate por todas partes, el tipo sigue inamovible en su posición cortesana de hombre de confianza, debe ser el trabajo más difícil de toda la administración pública estatal, incluido el de gobernador.

 

La verdad es que Ricardo Gallardo Cardona no podría estar en mejor momento en su carrera política, su esposa es senadora de la república, ganó la mayoría simple en el congreso local y con sus aliados morenos -ya en plan doméstico- tendrá mayoría calificada. Incluso se dio el gusto de hacer todopoderoso jefe del poder legislativo a su entrañable amigo Héctor Serrano, chilango avecindado en San Luis Potosí y mentor del jefe del ejecutivo. Alguna vez fue su guía en los infiernos y jefe maestro en las artes oscuras del underground, ahí donde radica el poder. En compensación por su generosidad, el jefe político le proporciona refugio mientras aguarda que cambien los vientos, lo cual no parece que será pronto. Además, eso de coordinar los trabajos en el poder legislativo uno pensaría que es como un paseo en el parque para un viejo lobo de mar con tan mala fama que lo precede. Aunque de inicio se han tardado los acuerdos para las comisiones y el reparto de los espacios administrativos, hace tres años, antes de la instalación del congreso ya se habían hecho los tratos y cada quien estaba en su lugar. Uno diría que don Héctorleone Serrano anda desencanchado o ya se le olvidó cómo se hace la real politik, es eso, o le da hueva regresar al kinder garden.

 

Es curioso lo que puede pasar en tres años, las alianzas se rompen y de las derivaciones de ellas se forman nuevas amalgamas, aunque casi siempre terminarán siendo lo mismo. No sabemos si dentro de tres años Galindo y Gallardo estarán juntos, donde quiera que eso suceda. Por lo pronto, en este preciso instante, los dos acarician la gloria y la O Fortuna Imperatrix Mundi les sonríe.

 

@gandhiantipatro

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