OPINIÓN

La soga al cuello: El pelele

Pelele. Persona simple e inútil, fácilmente manejable por su falta de personalidad; sujeto abúlico y sin carácter que va donde lo llevan y en todo se muestra obediente a lo que le dicen que haga. Palabra de uso tardío en castellano, de origen desconocido, aunque parece creación elemental del idioma, de formación expresiva. También pudo originar del entrecruzamiento de «lelo» con otro vocablo. No se documenta con anterioridad a los años finales del siglo XVIII. El novelista Juan Valera, en su Pepita Jiménez, utiliza así el término: «No es mala pécora la tal Pepita Jiménez. Con más fantasía y más humos que la infanta Micomicona, quiere hacernos olvidar que nació y vivió en la miseria hasta que se casó con aquel pelele, con aquel vejestorio, con aquel maldito usurero, y le cogió ochavos». Inventario General de Insultos. Pancracio Celdrán Gomariz.

Alejandro Zermeño ha llevado a la universidad a un nivel de mediocridad que hace olvidar la rectoría de Manuel Villar, y eso ya es decir demasiado. Esta es la peor época para ser estudiante, empleado o académico de la máxima casa de estudios. Hace algunos años muchos cayeron en las promesas falsarias de honestidad y renovación de la clase política dominante en la UASLP. Quienes lo acompañaron en la primera etapa de su aventura por la rectoría tienen presente un Zermeño en la sala de su casa, atento, diligente, franco. Las cosas cambiaron cuando las decisiones equivocadas de Manuel Villar Rubio le abrieron la puerta a una tercera opción y descarrilaron el proyecto del candidato natural Anuar Abraham Karis Ariceaga, a la sazón secretario de la universidad se sintió traicionado por su mentor quien cambió de rumbo al cuarto para las doce al intentar posicionar a María Dolores Lastras Martínez. Alejandro Zermeño Guerra llegó con un cierto bono de confianza, como director de la facultad de medicina siempre hay un prestigio que protege como si fuese un halo de pulcritud y pureza. Casi inmediatamente se desvanecieron las esperanzas de un cambio en la estructura de poder de la universidad, si acaso se renovaron algunas complicidades y se movieron algunos muebles de lugar. El pacto con algunos ex rectores y la reaparición de algunos personajes funestos como el “bicho” Mascareñas, antiguo lacayo de Mario García Valdez dejaron claro que nadie iba trasculcar los cajones. Los primeros en lamentar el arribo de Zermeño al poder fueron aquellos que lo apoyaron cuando nadie daba un cinco por él, tal fue la decepción de la mayoría que algunos debieron jubilarse por pura vergüenza y otros, sobreviven estoicos y acorralados por el Robespierre potosino.

 

Si algo no tiene Alejandro Zermeño Guerra es palabra, para él es común desdecirse cuando las cosas se complican, para apoyar su propensión a su falta de promisión tiene a ese personajillo de la rancia socialité potosina, Federico Garza, ex fiscal general del estado, el mismo que salió huyendo como roedor cuando inundaron el nido a pesar de que le restaban años en el cargo, personaje de poco carácter y sonrisa fútil. Zermeño se rodeó de embajadores de los grupos a los que juró combatir por corruptos y voraces, personajes pusilánimes o de poca experiencia y sobrada soberbia. Sostuvo a Marco Antonio Aranda dentro de la nómina, después de padecer  COVID -aparente no quedó mucho de lo que algún día fue- y necesitaba algo en que ocuparse, lo envió hacer destrozos a la tienda de la universidad. Al menos el “pachón” Aranda no murió en el abandono como el ex director de la facultad de derecho Abraham Oliva Muñoz, otro que apoyó a Zermeño en su epopeya en pos de la rectoría y que después de convalecer del virus en una clínica particular agotó el límite del seguro de la UASLP, bastaron algunos días de incertidumbre por parte del rector para que el escaso patrimonio familiar se viera comprometido, el resultado fue lamentable, un académico muerto y una familia desprolija por la indecisión del pelele. Desde ese día la comunidad universitaria sabe que si algún día toca “la de malas” estarás por tu cuenta, ni el sindicato académico, ni el rector van brincar por ti, en ocasiones han escatimado hasta una esquela los muy miserables. A estas alturas no faltan los que lamentan no contar con un rector como el “Diablo” Alfonso Lastras Ramírez , un mafioso, pero de la vieja escuela, de los que tenían palabra.

 

Al interior de la universidad Alejandro Zermeño Guerra también ha dejado ver su vena autoritaria, como es el caso de la elección de directores de facultad que tuvo su clímax en la reelección de la directora Rosa María Reyes Moreno, el rector incluso apareció en entrevistas a medios de comunicación locales presumiendo la reforma al estatuto que lo obligaba a sacar las manos del proceso de designación de terna a presentar ante el consejo directivo universitario, el máximo órgano de gobierno de la UASLP elige a los directores de las facultades mediante ternas elaboradas ahora por los consejos técnicos de cada escuela donde están representados alumnos y maestros. En el caso específico es tal el desastre de la directora que su propio consejo técnico decidió por mayoría de votos no incluirla en la terna que sería enviada al rector para que a su vez lo pusiera a consideración del pleno universitario, al percatarse de la exclusión de su preferida montó en cólera devolviendo el documento las mismas veces que le fue devuelto hasta que alegando algún pretexto de tipo técnico jurídico a su libre arbitrio sustrajo un nombre de la propuesta e integró a la directora violentando el estatuto y sus propias palabras. Tal acción provocó la toma de la escuela por parte de los alumnos hasta que una negociación forzada lo obligó a negociar posiciones dentro de la facultad a cambio de permitir la renovación de la dirección. No sin antes enviar a su secretario Federico Garza quien fracasó de forma monumental y posteriormente lanzar al ruedo a la abogada general Urenda Queletzú Navarro Sánchez que intentó amedrentar a los estudiantes con un cuerpo de escoltas de seguridad universitaria y un notario público. Urenda Queletzú también exhibió su prepotencia e incapacidad para ejercer el cargo y terminó por exacerbar los ánimos en contra de la rectoría.

 

Y es precisamente la relación con la abogada general de la universidad la que más sospechas ha despertado al interior de la universidad, su personalidad rijosa le ha generado suficientes conflictos a la universidad como para considerar que su papel dentro del grupo del rector es de subordinada, hay ocasiones en que según versiones de testigos las decisiones las toma ella y las ratifica el rector. La mujer provocó un desasosiego cuando trascendió un documento que demuestra que Urenda Queletzú Navarrro se ostenta con el título de doctor sin haber concluido su preparación a pesar de haber ejercido un incentivo económico de la universidad que quedó en el aire. El trascendido de tan vergonzoso hecho se lo atribuye Urenda Queletzú al ex titular de la misma área Joel González de Anda con quien ahora ha desatado una guerra sin cuartel. Joel González es otro más de los pelmazos que apoyaron a Zermeño cuando decidió buscar la rectoría hace ya más de cinco años, el compromiso pactado fue que el rector lo propondría para ser secretario de la universidad, posteriormente su ambición sería frustrada cuando el mismo optó por Federico Garza que se había quedado desempleado forzosamente al entregar la fiscalía al gobernador Ricardo a Gallardo Cardona quien no confiaba en él por pertenecer a la “herencia maldita” del gobierno de Juan Manuel Carreras López. Joel González de Anda se conformó con estar en la nómina universitaria mientras aguardaba el cumplimiento del pacto político que después se transformó en la posibilidad de arribar a la dirección de la facultad de derecho, sin embargo, Zermeño lo dejó con un “palmo de narices” al proponer nuevamente a Germán Pedroza Gaitán. Se sabe que en gran medida fue la intervención de Urenda Queletzú quien propició la caída de González de Anda con el argumento de que habría descubierto algunas irregularidades de quien lo precedió en el cargo. Urenda Queletzú Navarro ha perfeccionado sus habilidades en el arte de la intriga palaciega.

 

Urenda Queletzú es la responsable del conflicto generado con el gobernador del estado por vía del instituto de fiscalización pues a pesar de que existe normativa muy clara la universidad se resiste a entregar información sobre la transparencia del ejercicio de los recursos propios de la universidad. Pero ninguno de esos desplantes se compara con la tormenta que se avecina en la universidad autónoma de San Luis Potosí, el rector ha decidido por recomendaciones de la abogada general rescindir un contrato de arrendamiento de un predio que ya fue aprobado por el consejo directivo universitario. El terreno en cuestión se encuentra ubicado en la colonia Lomas 4ta sección y fue celebrado contrato con la empresa VEM S.A. de C.V. y según afirmaciones de la abogada general Urenda Queletzú Navarro se habría beneficiado el ex titular Joel González de Anda. Además de asegurar que el documento habría sido firmado “en lo oscurito” y según contemplaba sólo la realización de modificaciones para instalaciones deportivas y comerciales como afirma la empresa arrendadora que planea instalar ahí una plaza comercial, el convenio que a interpretación de la abogada general deberá ser cancelado si establece de forma literal y expresa las “actividades comerciales” que el rector niega y que ha iniciado un procedimiento para dar color concluida la relación con la empresa que incluso ya ofertaba espacios dentro del proyecto. Se menciona que podría estar detrás de tal acción un empresario de no muy buena fama que busca hacerse del proyecto pero en su beneficio particular. Lo que sí es verdad es que la abogada general de la UASLP y su pelele se arriesgan a una demanda millonaria por el perjuicio provocado. Habrá que ver en qué termina el entuerto.

 

@gandhiantipatro

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