El peor pendejo es el que lo niega, porque además de serlo, lo ignora. Hermenegildo L. Torres.
Quince días faltan para que se vaya este año infernal, otra página oscura en la historia de la humanidad. La guerra judía del exterminio palestino. La guerra rusa en contra de la OTAN en territorio ucraniano. La guerra en el continente africano, en sus distintas modalidades y nacionalidades. La guerra Siria en el frente ruso en medio oriente para imponer un gobierno títere, pero: ¿quién es el titiritero? ¿Quién mueve los hilos?
Y no es que uno le quiera jugar al experto en geopolítica o algo similar, aquí se respeta mucho a los que leen más de un libro al año. La verdad es que con el tiempo uno aprende que nada de lo que pasa en el mundo nos afecta directamente, pero también, que tarde o temprano nos traerá repercusiones, casi como una suerte de curioso efecto mariposa. Así como una onda de radio que no se puede escuchar detrás del cerro del pueblo vecino pero alguien en Hawái logrará atraparla y escucharla con nitidez.
Esta semana el senado continúa con su “reformitis” aguda, metiéndole mano a la constitución, tanto que ya uno comienza a pensar mal, se me hace que ya les está gustando tanto abuso y manoseo. La carta magna es ahora la furcia más popular de la zona roja, y todo gracias a que el pueblo se manifestó en la urnas. Basándonos en la lógica del sistema democrático y el discurso político vigente, las minorías no importan, solo son simples testigos de la osadía y audacia de aquellos que ganaron el favor de los ciudadanos, y todo por el hartazgo de otros gobiernos autoritarios que también avasallaron a sus oponentes. O sea, por culpa de unos, la llevamos todos.
Esta semana se derrumbó uno de mis tótems, Gerardo Fernández Noroña, -quizás fui un iluso- por un momento tuve la impresión de que el personaje no se dejaría llevar por las veleidades del poder, resulta que no sólo interrumpió el discurso de una senadora de oposición y la censuró por el “tono” de su encendido discurso, sino que además, ante el aferramiento de la mujer, ordenó apagar el micrófono que ella usaba en tribuna. La senadora panista, interpelaba al coordinador de los senadores morenistas Adán Augusto López sobre la guerra de acusaciones que comenzó esta semana con el diputado federal Ricardo Monreal Ávila. Hecho notorio y público que además fue ampliamente comentado sin pudor por los mismos actores.
Recuerdo a Noroña hace algún tiempo gritonear en el congreso de la unión, denunciar a Genaro García Luna, acusar a Felipe Calderón Hinojosa de ser un alcohólico y llevar el país al precipicio, y nunca hubo poder humano que lo hiciera callar. Tenía la razón, como posiblemente el día de mañana el tiempo pondrá en su lugar a Ricardo Monreal y Adán Augusto López. Y con justa razón le será expedida una disculpa a la senadora Lilly Téllez. Pero hasta esos nefastos priístas -o panistas- no se habrían atrevido a desconectar el micrófono del diputado Gerardo Fernández Noroña, y aún cuando su derecho a disentir y expresarse libremente fue vulnerado, el no rendirse lo hizo más grande, porque así es la lucha social, muchas veces incomprendida. Hoy Noroña es tan pequeño como aquellos pequeños dictadorzuelos a quienes combatió con osadía y arrojo.
La presidenta Claudia Sheinbaum se ha visto obligada a intervenir en el conflicto entre el pastor de la manada morenista en el senado y el capataz del hato en el congreso de la unión. Resulta que el congreso de la unión redujo el presupuesto del senado de la república, don Adán ya se estaba frotando las manos y afilando las uñas pero la expectativa no se cumplió, de su ronco pecho salieron un par de cosas que traía guardadas, todas relacionadas con una serie de contratos millonarios simulados que datan de hace algunos meses cuando Monreal todavía controlaba la cámara alta. Anunció la cancelación de algunos servicios heredados por la anterior administración y advirtió que se presentarán denuncias. El zacatecano Monreal se limitó a negar las acusaciones y advirtió que no tiene nada que ocultar y mucho menos que temer. La presidenta Sheinbaum pretendió minimizar los sucesos y advirtió que esas cosas perjudican al movimiento. Aquí lo que se ocupa es un golpe de mano, es lo que haría un presidente.
Una presidenta de México no puede darse el lujo de que dos de sus comandantes diriman sus controversias como un par de palurdos en alguna cantina de arrabal, para eso hay un mando, y ella que tiene el bastón que le entregó el tlatoani, no estaba enterada de que había pedo. En su frágil condición, la presidenta no se puede dar el lujo de que se sepa que sus subordinados no le temen. Los motivos de Andrés Manuel López Obrador para mantener su ausencia son dos principalmente, el primero es que no le va robar la atención a la sucesora cuando pretende que todos la vean como jefa, y no como una simple encargada del despacho. El segundo es para permitir que su hijo se asuma como el nuevo líder del movimiento y se pueda lograr la transfiguración de quien será verdaderamente el heredero del legado político. El proyecto es Andy López Beltrán como jefe de gobierno de la Ciudad de México en 2030 y candidato presidencial en 2036. Sin embargo, parte importante de que los sueños del viejo líder se vuelvan realidad, implica forzosamente que no se alteren los ánimos y la codicia se desborde entre las huestes obradoristas.
Es necesario que la presidenta resuelva rápidamente la insurrección, y no sólo porque Abel y Caín se están peleando por algo tan vulgar como el dinero, sino porque las riendas del movimiento obradorista están en manos de inexpertos. En el partido se encuentra Luisa María Alcalde y a pesar de que ya fue secretaria de gobernación, es menester reconocer que hasta Olga Sánchez Cordero y un florero pudieron ocupar el mismo espacio dignamente. Los gobernadores están desarticulados y el que no está metido en una intriga internacional y con vínculos con el narcotráfico, anda proyectando su proyecto político para postergarse en el poder, de preferencia por medio de un cónyuge o familiar cercano. En los estados donde no gobierna Morena el asunto es peor, los referentes se encuentran confrontados y en la mayoría de los casos con tratos maniqueos con gobernadores ajenos al movimiento.
Tal es el caso de San Luis Potosí, donde muy a pesar de que la cabeza del partido recae en un figura importante -dada su relación familiar- Rita Ozalia Rodríguez tiene el mismo problema, contener el ímpetu de los pocos elementos políticos -la mayoría jóvenes- que tiene Morena en la entidad. En el congreso del estado la fracción guinda ha tenido episodios muy lamentables, se comportan como rémoras de los diputados de los partidos verde y del trabajo que maneja como una unidad el chilango avecindado Héctor Serrano Cortés. Los morenos igual votaron por aprobar la venta de palcos en la arena Potosí, como igual rechazaron la ley de ingresos del ayuntamiento de San Luis Potosí y posteriormente aprobaron la ley de ingresos del gobierno del estado ¡con los mismos argumentos!. Vamos, no tienen congruencia y -al parecer- un mínimo de dignidad. El tapete en la puerta del congreso del estado debería decir: MORENA, la esperanza de México.
El martes de la próxima semana se debe determinar si se aprueban los dictámenes para sacar la reforma judicial para el estado de San Luis Potosí en 2025, todo tendrá que ser aprobado antes del 31 de diciembre y sin saliva. Necesitan la firma de cuatro presidentes de comisión, entre ellas dos que presiden diputados de Morena, la firma de Carlos Arreola Mallol -seguro está desde la semana pasada en la oficina de lupe- sólo faltaría la de Jessica Gabriela López Torres (Morena) y la de Rubén Guajardo Barrera (PAN), quizás los morenos no alcanzan a dimensionar la magnitud de las pretensiones de la propuesta que impulsa el titular de la general de gobierno Guadalupe Torres, pero de aprobarse el dictamen estaríamos ante la consolidación de un proyecto mafioso que se establecería en el poder judicial del estado -quizás por décadas. Mínimo que ahora sí pidan su palco en la arena Potosí los muy pendejos.