OPINIÓN

La soga al cuello : La llamada de Donald Trump

De una herida, lo que importa es la cicatriz. Jacques Lacan.

 

Así somos los mexicanos, ya nada más pasó la crisis de los aranceles y se nos olvidó lo que teníamos pendiente, ya nos acordaremos cuando se cumpla el ciclo mensual, ahora cada mes nos va estar checando el presidente Donald Trump para ver si nos merecemos el refrendo -con eso de que ahora el gobierno trabaja para él. Pero eso no importa, no hay que ser aguafiestas, disfrutemos el momento. omo decía el poeta urbano Salvador “chava” Flores en su cantata titulada “a qué le tiras cuando sueñas mexicano”: ya está apartada la copa y la olimpiada, soñar no cuesta nada, ya no hay que trabajar. Y es que primero andaba el súper policía Omar García Harfuch en primera línea, persiguiendo los peces gordos, de un lado para otro, porque la presidenta tenía que llevar una ofrenda al magnate presidente. 29 capos fueron expulsados a USA, -decía la nota- y los juristas se tardaron en preguntarse en voz alta si eso se podía. La verdad es que la ley siempre es un impedimento para hacer justicia, en términos estrictos, los derechos humanos y legales que fueron vulnerados por el estado mexicano en perjuicio de esos delincuentes no se alcanzan a explicar en una tesis doctoral. Los subterfugios del gobierno se limitaron a confundir a la opinión pública con un terminajo como “expulsión”. No es una extradición, no están de paseo, fueron evadidos de la acción de la justicia mexicana para responder por delitos cometidos en México pero que sus consecuencias repercutieron en el vecino país del norte, por lo tanto, les fue obsequiada una tarjeta roja y enviados para ser sacrificados.

 

A mí lo que me preocupa es que ya vamos para quince días del nuevo periodo de prueba y no veo que el comandante Harfuch haya hecho más redadas o cateos, ahora lo que puede pasar es que los responsables de combatir el tráfico de fentanilo se confíen a que tenemos una presidenta bien chingona que en una sola llamada de teléfono puede arreglar lo que todos los inútiles jefes de estado de Europa no fueron capaces, derrotar al gigante necio y flatulento con dulzura e inteligencia. Sabrá Dios qué habrá tenido que prometer la presidenta Claudia Sheinbaum para sensibilizar al personaje, porque justo cuando ya todos estábamos contando la morralla a ver si nos ajustaba para una semana más de vida antes de la recesión, inflación y depresión económica que nos predijo la Sibila de Cumas, cuando nos llegó la noticia, ya ni preguntamos que tanto nos iba a costar. Pos oigan, si es que nosotros no tenemos tierras raras como los ucranianos, Bolivia tiene más litio que México y el petróleo nacional, ahora resulta que es pesado y no sirve para casi nada, exijo que alguien me explique. Lo de contener la migración seguro que lo haremos y gratis, en tiempos de crisis no se hacen experimentos, y si el gobierno le tiene que dar la espalda a los hermanos latinoamericanos, no será ni la primera ni la última ocasión que tengamos que mirar para otro lado. Aquí la gente ya comienza hablar como privilegiados, primero es comer que ser cristiano -decían antes.

 

Pero volvamos al punto central de nuestra preocupación más importante, ¿y donde están nuestros capos del mes de marzo? -dejen de hacerse pendejos y pónganse a trabajar. Tan contenta estaba la gente porque por primera vez en su historia la policía andaba en chinga reventando casas de seguridad, persiguiendo malandros en las brechas, vigilando las calles con cámaras, drones y satélites. Digo, aquí todos odiamos al güero, pero no se puede negar que México no va cambiar a menos que alguien nos obligue. La corrupción institucional, social y hasta religiosa es un reflejo del deterioro no solo del sistema de procuración e impartición de justicia, sino también de la sociedad que ha perdido la brújula moral. Somos capaces de tolerar el dolor de la sangre de inocentes, miles de mujeres desaparecidas y nada nos sorprende, si existe tráfico de órganos o de personas con fines de explotación sexual sin importar si son mujeres o niños. Podemos evitar pensar en ello hasta que el destino nos alcance y en esta macabra lotería de la muerte nos toque a nuestra propia familia. Somos un país donde -según fuentes estadísticas- toda familia mexicana ha sufrido un delito en la última década y lo peor, la mayoría quedaron impunes. Eso ha deteriorado la confianza de los mexicanos en las instituciones y ahora de lo que se trata el juego es no ser la víctima. Con el paso del tiempo los ciudadanos han sufrido un cambio radical en su visión sobre lo que significan conceptos como justicia, lealtad, solidaridad, comunidad, libertad y soberanía. Somos el país del “quítate tú para ponerme yo”; “sálvese el que pueda”; “hágase justicia en los bueyes de mi compadre”; y “prefiero vivir un tiempo como rico que toda la vida como pobre”.

 

Los jóvenes que ahora sirven al crimen organizado alguna vez fueron pobres con ilusiones, sufrieron el abandono del estado que los dejó a merced de un sistema económico atroz que los engulló y los vomitó en algún vertedero en la periferia de una ciudad, ahí volvieron a nacer como una estadística, sin empleo, sin vivienda y sin educación. Desde la lejanía solo se escucha el barullo incesante de las ciudades, las luces de los centros comerciales como pequeños oasis donde brilla la riqueza, la ostentosidad del empaque para una lechuga, el cereal que anuncian en la televisión, el aroma que te cambiará la vida, la ropa y el maquillaje que te hará soñar con dejar la miseria en lontananza, en esos muladares donde viven los nadies, los que no tienen nombre ni agua corriente, ahí no vive la gente, solo la necesidad. Un dia de tantos se amanecen en una central de autobuses de una ciudad que no conocen, alguien que contactaron por Facebook les pagó el pasaje y les prometió un empleo, guardia de seguridad decía la publicidad, en el mejor de los casos se ganarán el derecho a ser los ejecutores de otros seres humanos en su debut como sicarios, ahora le llaman campos de exterminio, centros de entrenamiento dirán otros, no lo sabíamos dirá la autoridad -in- competente. Las madres llorarán hasta ya no tener lágrimas, y los mexicanos lo olvidarán cómo han olvidado tantas cosas, porque así somos ahora, un pueblo de hipócritas.

 

En San Luis Potosí los niveles de violencia han aumentado tantas veces, como los gobiernos lo han negado, dicen que nunca hay que hacer caso de un rumor hasta que es desmentido oficialmente, y para confirmar el dicho, aquí nunca pasa nada, aunque la delincuencia está desatada por las cuatro regiones y la ciudad capital. Se habla de varios cárteles que operan en la entidad y hay de todo, desde los que vienen desde tierras lejanas como Sinaloa o Jalisco, hasta los que llegan desde el golfo de México, también los locales levantan la mano, se sabe de su existencia sólo porque también tienen corridos y publican videos en redes sociales. Las zonas de mayor peligro son todas, desde la huasteca y pasando por la zona media, hasta el altiplano que se divide en dos partes, los que se mueven por la colindancia con el estado de Zacatecas y los que se conocen las brechas cercanas a la carretera 57 partiendo del municipio de Matehuala con rumbo a Saltillo. De nada le sirvió a San Luis Potosí que la encargada de la seguridad pública en el país sea potosina, Rosa Icela Rodríguez tenía otras prioridades y ahora más, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo la nombró secretaria de gobernación y desde el primer día del sexenio no se deja de mencionar que podría venir a contender por la gubernatura del estado en 2027. Nada hace suponer que la mujer sea una ilusa, por el contrario, muy pocas personas pueden presumir que han gozado de la confianza y amistad de dos presidentes de México, por eso se me hace muy poquito para la mujer que después de dos cargos de relevancia la vayan a premiar con algo tan pinche como la gerencia de la nación guachichila. En fin, cada quien “con su pan se lo coma”.

 

Hoy anduve medio “dichoso”, esta última expresión por cierto, equivale a la de : ¡Allá él!, ¡Allá se las haya!, ¡Allá se las entienda!. Se refiere a una expresión figurada con que uno hace displicencia para mirar las cosas del otro. La frase con su pan se lo coma aparece citado por Covarrubias en su Tesoro de 1611 y por el maestro Correas en su Vocabulario de Refranes del primer tercio del siglo XVII. Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de Navarra.

 

Cuídense y cuiden a sus hijos, pero sobre todo, cuiden su carrera política. No les vaya dar un calambre antes de la competencia por no hacer calentamientos.

 

@gandhiantipatro

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