San Luis Potosí, segundo faro cultural de México
Por su actividad cultural y por eventos como Territorios del Arte.
Así lo considera el programador español Joan Picanyol.
En opinión de Joan Picanyol, representante de la Red de Teatros Municipales de Madrid y del Festival FRINGE Madrid, Territorios del Arte/Mercado Escénico resulta un evento enriquecedor para los artistas y programadores asistentes, además de que ha podida dar muestra de la calidad y el talento existente en la región, así como de la infraestructura cultural de la ciudad de San Luis Potosí y su actividad artística, que según sus apreciaciones, hoy la ubica como la segunda ciudad más importante en ese rubro.
Consideró que la experiencia vivida dentro de Territorios ha sido vibrante y muy interesante, pues el evento constituye un nuevo radar para la búsqueda de talentos de mucha calidad, “donde se está trabajando de manera espectacular para detectar todo ese talento y toda esa visión artística muy propia y relevante para el público de España”.
Comentó que hace dos años estuvo por vez primera en San Luis Potosí para asistir a la Muestra Nacional de Teatro, y pudo darse cuenta de la vitalidad artística y cultural de la ciudad y de edificios como el Centro de las Artes donde después de haber albergado a presidiarios, en lo que fueron celdas, hoy vemos a chicos estudiando piano o un monólogo, lo que parece espectacular.
Por otra parte, expresó que Mercados del Arte ofrece un ambiente que no es de mercado, pues permite ver las obras en un estado de normalidad, en cuanto a la asistencia de público, que incluso se queda fuera de las presentaciones. “Esto reafirma la idea de que San Luis Potosí es un centro de creación, donde están pasando cosas que lo han convertido en el segundo faro cultural de referencia dentro de este país tan grande”, sólo después del Distrito Federal.
Aquí hay calidad hay una visión y una ambición artística que resulta muy importante para encontrar una calidad contrastada, pero calidad en una propuesta escénica no es la misma que se requiere para fabricar un reloj o una sila; en una propuesta escénica no tiene por qué interesar a los programadores, como tampoco al público, en términos de un producto acabado de manera perfecta, sino en el hecho de abrir nuevas variables en la cabeza del espectador y en el hecho artístico, y en este sentido estamos por muy buen camino.
En resumen, estimó que los organizadores del evento “han creado un ambiente muy profesional” que permite establecer un franco diálogo entre artistas y programadores.