Lectura por los 100 años del nacimiento de Octavio Paz en el IPBA
Dentro de la galería Antonio Rocha Cordero del Instituto Potosino de Bellas Artes, se realizó una lectura-discusión sobre la vida y obra del poeta mexicano y nobel, Octavio Paz.
La mesa estuvo conformada por Luis Alberto Arellano, Minerva Margarita Villareal, Laura Elena González Sánchez y José Javier Villareal.
La lectura inició con algunos pasajes de «Campo Alaska» (libro presentado para esta ocasión), de José Javier Villareal, bajo la voz del propio autor; libro que fue presentado dentro de este homenaje sumado a una festividad nacional del premio nobel.
Con una narrativa detallada, Villareal aborda su obra de forma reflexiva a modo de aventura solitaria, similar a la que experimenta cualquiera que camina dentro de la cotidianidad y magnifica sus pasos, asombrado al ver el mundo más grande y asolado por sentirse más pequeño.
Laura Elena Gonzáles, comentó una síntesis de lo que representa Octavio Paz en sus diferentes figuras, desde el poeta nato, hasta el crítico y político que en ocasiones pareciera estar en contra de todo pero siempre a favor de la «Paz». Su legado a las letras en México, no sólo creador si no promotor de éstas a través de sus diferentes publicaciones.
Continuando con la presentación de libros, el turno le siguió a Minerva Margarita Villareal, quien inició con una prosa en favor de Octavio Paz como preludio a la presentación de su libro «Tálamo», que le escribió cuando le vio por primera vez, intimidada por la autoridad que presentaba. Compartió para el público dos poemas de su libro Tálamo, adicionando otro dedicado a Paz y concluyendo con una «intercontextualización» de un poema traducido por Arellano y que ella reinventó. Entre poema y poema, narró su pequeña experiencia con Octavio Paz, desde su primera impresión hasta la amistad a distancia que mantuvo.
«Leer a Paz, Leer en Paz», es el título del ensayo del escritor Luis Alberto Arellano, quien también abordó, pero desde otra óptica, al Octavio Paz multifigura, quien puede alimentar el alma de cualquier espectador, sin importar su filias y fobias. Quedase finalmente el escritor con el Octavio Paz crítico, concluyendo el ensayo con un fragmento de «Mono Gramático».
