CEPRODAC inaugura el XLII Festival de danza Lila López
San Luis Potosí.- El ballet del Centro de Producción de Danza Contemporánea (CEPRODAC) a cargo de la maestra Cecilia Lugo, fueron los encargados de dar arranque al XLII Festival Internacional de Danza Contemporánea “Lila López” y tras dos años de haberse interrumpido a causa de la emergencia sanitaria.
El “Lila López” sin duda es uno de los festivales culturales y artísticos más importantes de San Luis Potosí, evento iniciado para celebrar la danza y que se ha vuelto un hito nacional con alcances internacionales.
Esta cuadragésima segunda edición inició con sus vicisitudes, una organización con errores pero también con impuntualidad por parte de las autoridades. Sin embargo, la parte toral del festival – que es la artística-sin duda disiparía cualquier mal recuerdo que pudiera quedar de esa noche y dejando en la memoria de los presentes el gran jubilo en los corazones que hizo gritar interiormente “Viva la Danza” pero se exteriorizo sonoramente con un fuerte aplauso.
La primera corografía «Oriones (a la vista de Lavista)», que hace uso de música del Mario Lavista, gran compositor mexicano del cual claramente el uso de su obra en esta pieza se trata de un homenaje , quien además es recordado no sólo por su obra artística, sino como persona y maestro, un gran pedagogo.
Observo en esta obra una alusión intima a las relaciones masculinas, las cuales según la antropología clásica se desenvuelven en el juego físico y las actividades que se acompañan hombro a hombro. Esto explicaría el nombre elegido “Oriones”, el cual podría entenderse como “los cazadores”. En escena vemos el hombre tribal, que se agrupa y reparte tareas. Elige un líder, elige una meta, realiza acciones descoordinadas pero también congrega para marchar al unísono. Hay muestras individuales de habilidad que son observadas en silencio por los demás. Hay muestras de sumisión a un liderazgo. Hay momentos de soledad en compañía de los otros: el individuo plantea su necesidad de estar sólo pero sin alejarse del grupo y sin que el grupo advierta anormalidad.
Sin embargo, hay otros aspectos de las relaciones entre personas masculinas, las más íntimas. Sí bien de esto hay bastante trabajo, siempre se hace desde una representación que desconecta por completo al individuo de su entorno, muy pocos trabajos expresan está intimidad bajo un contexto desde el individuo en envuelto en comunidad, en este caso la tribu. Podemos ver diálogos entre grupos en el grupo, inclusive de sólo dos personas. Aunque se pertenece a una tribu, siempre se elige a uno o más confidentes, alguien con quien hacer las cosas, depositar la confianza y su vulnerabilidad esperando que no sea usado en su contra, alguien con quien experimentar la otredad.
Una pieza de la cual se hablan de muchas emociones que a veces poco describe las palabras y que precisamente es la representación corporal la que permite identificarles. Revisando las fotografías es como advertí de diálogos que había dejado pasar en su momento.
La segunda coreografía “Radiografía”, de ensambles más clásicos, es una apuesta total a la danza clásica contemporánea.
La coreografía usa como base alegórica la cantata Catulli Camina del célebre compositor alemán Carl Off y que están basados en textos del poeta latino Cayo Valerio Catulo; manteniendo ese contexto el trabajo dancístico emplea los trazos y posturas también clásicas. El desarrollo de la pieza es una línea sinuosa entre acciones y descansos, desde el síncope hasta el éxtasis. Pero el desafío está aún hasta para el espectador en como estas figuras poéticas entre el arrebato y el apaciguamiento se resuelven con una maestría que sólo una escuela clásica bien inculcada podría ofrecer.
En un momento tenemos frente a nosotros un grupo de alevines revoloteando por el escenario para luego tener una ruptura grupal en la que se desencadenas otros relatos más interpersonales. Pero creo yo que una de las claves para que esta corografía sea disfrutable es que estas rupturas se generan de una forma orgánica, natural y muy bella; por ello es que hago uso de la analogía del cardumen.
Una coreografía de danza clásica contemporánea muchas veces es difícil de describir más allá de su historia a contar y las alegorías que emplea, pues lo que se prende es que la interpretación más pura de la danza es su propia justificación. Ahora, si me preguntan si esta obra está justificada, sí lo está. Independientemente de si pudieran existir errores de interpretación de los bailarines (que yo no advertí alguno) , la obra es excelsa . Una pieza vigorizante, con un gran nivel de ejecución, digno dela inauguración de un festival como el Lila López.
Texto y fotografías de Pukkov Garrigos